Y en un día normal , me desperté. Todo era exactamente igual que ayer: un día soleado en un barrio tranquilo donde lo único que se oía era el cantar de los pajaritos. Me levanté y directamente fui al instituto, donde, como siempre, soy invisible para todos. Al acabar mi jornada, llegué a mi casa, donde cuando terminé la tarea, acabé rendida así, quedándome dormida. A la mañana siguiente, ya empezó todo ha ser más extraño: ya no se oía el cantar de los pajaritos y la luz del sol no se asomaba por mi ventana. Por la curiosidad decidí mirar por la ventana donde vi un cielo de color lila oscuro, algo raro, ya que eran las 8 de la mañana. Seguí observando ese cielo extraño, hasta que me desmayé por ver a un dragón pasando delante mía.
Cuando me desperté, ya no estaba en mi casa, sino en un enorme y y azul campo de batalla luchando con ayuda de una «barita mágica». Miré a mi adversario y me fijé que no tenía cara, que era una mancha roja que venía hacia mi cada vez más rápido con la intención de matarme. Por el echo de estar asustado o por el echo de no saber que hacer, dije las tres primeras palabras al azar que se me vinieron a la cabeza: -POM TUN PAN!- Y extrañamente, desaparecí.
Llegué a un lugar que no sabía que ni existía. Miles de «criaturas» -por llamarlas de una forma- rodeándome y mirándome con esa cara extraña -que en verdad no era una cara, porque no tenía ojos, ni nariz, ni boca, etc…- fijamente . Todos llevaban una túnica negra y cada vez me arrinconaban más y más mientras gritaban: únete a nosotros, únete. Estaba asustada, y como siempre, intenté huir. Pero esta vez no pude. Esta vez tenía que ser valiente por una vez. Me armé de valor, saqué mi «barita mágica» y empecé a decir cosas al azar. Lamentablemente, esta vez no funcionó y acabaron secuestrándome.
Me desperté en un habitación de 5 pareces, cada una de un color -roja, naranja, verde, violeta y azul.- y con una puerta en medio de cada una. Esas «criaturas» sin caras, me dejaron una nota que decía: elige bien la puerta de la pared, porque dependiendo de la puerta que elijas, estas eligiendo tu futuro. Leí esa nota miles de veces, hasta que tomé la decisión de salir por la puerta con el color más tranquilo, el azul. Me levanté lentamente y caminé hacia la pared azul, abrí la puerta con cuidado, y una fuerza de la gravedad me empujo hacía ella así entrando.
Cuando entré por esa puerta, no veía nada, solo oía el llanto de mi madre y el habla de unos enfermeros consolándola. Yo no recuerdo casi nada, lo que recuerdo es haber llegado del insituto, hacer la tarea y no volverme a despertarme más.
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