Sucesos inesperados
Día 1
Hoy soy una preciosa criatura con una mínima pelusa en la cabeza. Tengo unos grandes y expresivos ojos, aún cerrados a un mundo de vivencias y experiencias fascinantes, unos preciosos labios rojizos y carnosos y un cuerpo pequeño y delgado. A pesar de ser nuevo aquí, ya emano una gran fuerza de mis puños y unas fuertes ansias de respirar, saborear, descubrir y de comerme el mundo. Hoy por hoy, a ojos de todos sigo siendo un pequeño e inocente angelito.
Día 366
Tras un año en este lugar ya me he podido percatar del funcionamiento de este mundo y me siento cada vez más fuerte y capaz. Ya tengo un poco más de independencia en mis movimientos y he conseguido encontrar la manera de llamar la atención de quién yo quiera. También he probado nuevos sabores y texturas. Siento que ya medio mundo ha pasado por mis pequeñas manos y que dentro de poco podré llegar a ser alguien.
Día 731
Cada vez más grande y más fuerte. Ya como de casi todo y tengo un pelo castaño claro precioso. Mis ojos son verdes y sigo teniendo los labios tan rojos y carnosos como el día en que nací. Mis dientes son blancos y de ellos ya brotan palabras entrelazadas que forman oraciones. Soy un niño tranquilo y tímido, pero más que nada soy feliz.
Día 863
Hoy es mi cuarto día de escuela y lucho por sobrevivir en este campo de batalla. Acostumbrado al calor de mi madre y a no tener problemas que solucionar, esto no se me hace fácil, pero tengo que adaptarme. Ya no soy el bebé que era, he madurado. Ahora como comida de mayores y voy al colegio con niños mayores. Ahora tengo obligaciones y debo tomármelas en serio.
Día 1954
Como si mis responsabilidades fueran ya pocas, ahora son incluso mayores. Hoy ha nacido mi hermana pequeña y me siento responsable de ella. Soy la influencia de la pequeña María y debo cuidarla como a mi vida.
Día 4016
Hoy es mi undécimo cumpleaños. Ya estoy en el instituto y mi hermana es una preciosa niña. Por ahora no me parece muy difícil el instituto y me siento bien, a pesar de no ser lo que yo esperaba encontrar.
Día 4439
Estaba en el instituto cuando me llamó el director, que estaba acompañado por dos hombres muy serios y uniformados con placa y pistola. Me senté en el despacho asustado, hasta que uno de ellos me habló. Me quedé callado sin responder. Me llevé las manos a los ojos y me eché a llorar. Mis padres habían tenido un accidente de tráfico y mi hermana y yo nos habíamos quedado solos. Ahora debo parar de llorar y preocuparme por mi futuro y el de la pequeña María.
Día 6206
Tan fuerte me creí siempre y tan débil que soy. Intenté abarcarlo todo y lo único que he hecho ha sido hundirme, pero ya no puedo salir. Ahora fumo y bebo, soy un drogadicto. Ya no espero nada de mi futuro.
Día 10258
Estábamos en medio de una acalorada discusión. Ella me gritaba y yo le gritaba aún más, hasta que la golpeé casi sin tener consciencia de ello y se desplomó. Comenzó a sangrar y no respiraba. Yo me asusté. Definitivamente estaba muerta. El miedo me invadía, no supe qué hacer. Lo único que podía pensar era el asco que sentía por mi mismo y lástima por ser un pobre desgraciado. Me había convertido en el mismísimo demonio. No supe controlar mi ira ni mis sentimientos desenfrenados. Simplemente había acabado con la vida de mi novia por mi simple egoísmo. ¿Mi decisión? Desaparecer. Adiós.
Irene Cruz Hernández