Yo creía que vivía en un sueño, pero tú, tú eres real.
Y nuestro querido soñador, se despertó de su sueño, se sentó sobre un lateral de la cama apoyando sus pies descalzos en el frío suelo, dándole un sobrecogedor deja-vu espectral.
Sin más entretenimientos miró al frente, una ventana casi abierta le llamaba, estaba a merced de él y sus ojos.
El soñador comenzó a llorar a lágrima viva, gotas que se transformaron en chorros, y chorros que se transformaron en cascadas. Todos impulsados por una triste agonía, el soñador sin decir palabra se levantó de la cama y se acercó a la ventana y se tiró. Nuestro querido amigo, nuestro soñador, había vuelto a su sueño.
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