T01, E14: el consumidor programado

En 1871, Edison daba a la luz su primera bombilla de larga duración: 1500 horas. En 1924, se anunciaba que duraban hasta las 2500 horas. Resulta sorprendente, cuando menos, que las bombillas de nuestras casas no duren más de las ¡2.000 horas! que suelen anunciar. ¿O no es tan sorprendente?

Lo que es sorprendente es que se llegaran a patentar en décadas posteriores bombillas que duraban 100.000 horas. ¿Cómo es que nunca se comercializaron? Un cártel de productores (Philips, Osram, etc.) acordó, mediante acuerdos secretos, obligando a pagar multas a los fabricantes que lo incumplieran, a reducir la vida de las bombillas a 1000 horas. El objetivo es obvio: vender más. Yendo a la web de Philips en España, haciendo un pequeño testeo rápido, puedes encontrar bombillas de bajo consumo de 20.000 horas de duración (más caras) y la halógena (de 2000 horas, indicando 2 años de duración… si no cubres esas horas, claro).

La respuesta a todo esto es la obsolescencia programada.

Sin embargo, tras la revolución industrial, la gente no podía seguir el ritmo de las máquinas. La sociedad entera comenzó a comprar por diversión… hasta que llegó el crac del 29. Entonces, a Bernard London (un gilipollas al que habría que haber degollado como a un cerdo; lo digo figuradamente) se le ocurrió -tal y como escribió en su panfleto- que debía limitarse la vida de los productos y que el estado se aseguraría de retirarlos una vez dejasen de funcionar «por ley». Es decir: el estado pasaría a controlar este nuevo concepto: obsolescencia programada y, además, vamos a joder el medio ambiente con esos residuos (pero el gilipollas y los gilipollas -también figuradamente- que asintieron al escucharlo dudo que tuvieran en cuenta nada más que aumentar los beneficios). Pero su obsolescencia obligatoria no funcionó… en aquellos momentos.

Chicas, cuando Dupont fabricó el nylon era demasiado resistente, así que tuvieron que trabajar en él para que ¡se hicieran carreras y siguiérais comprando! ¡Medias sin carreras! 😀

Y vosotros, geeks informáticos, ¡tampoco os libráis! ¡Vuestro adorado Apple se rie en vuestra cara! Y a cualquiera que tenga una impresora que falle a partir de x número de copias, que publicitan como elevado (¡hacen miles y miles!): las impresoras tienen un chip que hace una cuenta del número de impresiones; una vez llega a su límite, da un aviso de reparación automático, y claro, ¡en la tienda el servicio técnico te recomienda comprar una nueva, que sale mucho más barato!

Puede que, milagrosamente, en ese bloque soviético detestado por la cultura estadounidense exista un programador que gratuitamente aporte un programa que desbloquee ese error y la impresora continue imprimiendo… ¿al final necesitaremos a los rusos -en su medida revolucionaria- para revertir el sistema capitalista -y volver a los años 60, como dice el documental cuando se habla del decrecimiento-?

Al otro lado, en donde el comunismo triunfaba bajo el telón de acero, la obsolescencia programada no existía y los productos eran hechos… para durar. En la Alemania del Este, las normas del comunismo explicitaban que una nevera debía hacerse para durar… 25 años. ¡Las cosas de antes duraban más, dicen las madres y las abuelas! 😀

Me seguiría riendo de todos nosotros pero lo mejor es dejar el documental para que te rias conmigo. La calidad es increíble para verlo a pantalla completa y además puedes encontrarlo dividido en partes. A mí se me fue en un suspiro. ¿Algunas novias también están afectadas por la obsolescencia programada? 😀

Es una pena: tenía un artículo precioso con una versión de Lullaby of Birdland que es para babear (y no es la de Ella Fitzgerald); digo, la canción. Pero este documental vale la pena.

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Sobre el Autor

Julio

La idea de este blog nació de la pasión por escribir y compartir con otros mis ideas. Me interesa la escritura creativa y la literatura en general, pero también la web 2.0, la educación, la sexualidad... Mi intención, en definitiva, es dar rienda suelta a mis pasiones y conocer las de otros; las tuyas. ¡Un saludo!

5 Comentarios

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  • El documental lo conocía, no por ello deja de ser bueno. Simplemente documenta la «vox populi» que lleva tiempo diciendo que las cosas te duran el tiempo que tardas en pagarlas.
    Supongo que tendrán previsto aplicar la obsolescencia programada a la gente, en plan la Fuga de Logan. Cuestión de tiempo.
    Salu2

    • ¡Buen comentario! Sí, señor, lo de La fuga de Logan, pedazo de película -al menos para mí-, ¡buenísima observación! Un abrazo. 😀

  • Ví el documental el día que lo emitieron y me quedé pasmada. Soy más inocente de lo que pensaba. Tenía claro que la mayoría de productos se fabrican sin demasiado esmero para que duren poco, pero de ahí a poner un chip para que el aparato en cuestión se «suicide»…

    • Eres muy inocente y yo agente secreto. En cuanto al documental, la misma cara de pasmado con lo de las impresoras. Yo compro ahora cartuchos de esos que se recargan y como no tienen el «chip» original del cartucho «oficial» da un primer error, luego le das a imprimir e imprime perfecto. Que le den a la marca. 😀

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