El lujo de ser una furcia
-No se asombre -dijo el joven-, tiene usted aspecto de furcia. -¿Sabe que no me molesta en absoluto? -¡Debería haberse ido con ese señor! -Ya le tengo a usted. -Puede irse con él después. ¿Por qué no se ponen de acuerdo? -No me gusta. -Pero no tiene usted inconveniente en estar una misma noche con varios hombres. -Si son guapos,[…]
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Amén, Alberto. :grin: