La vida roja
Esta mano viviente, ahora cálida y capaz de dar un apretón honrado, si estuviera fría y en el silencio helado de la tumba, tanto rondaría tus días y refrescaría tus noches de sueño que tú desearías que tu propio corazón se secara de sangre para que la vida roja corriera de nuevo por mis venas y tu conciencia volviera a[…]
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