Categoría: Relatos 2015

  • La calle del cielo

    Como se puede olvidar la belleza, como podemos derribar aquellos ojos que nos miraban y nos atrapaban.
    ¿Por que es tan adicta?, ¿Por que es tan inalcanzable?.
    No llego a entender…el único placer que nos separa, los sentimientos en los que habitas.
    Indicame el camino mas largo para encontrarte, para poder llegar a besarte y que sienta el frío que riza el cabello de mi cuello.
    Eres la enfermedad de la locura y la destrucción de la vida de esos que no desean mas que tu mirada.
    Tu forma, tus labios, tus pecas, tus sonidos, tus miradas.
    Ya te he entregado mi ultimo sentimiento, ya no siento nada mas que no sea tu ausencia, llegue a pensar, que si no lloraba seguirías aquí.
    No me importa la comida, ni siquiera las palabras
    Dime cuanto tiempo a pasado, cuantas horas te he esperado para solo ver la forma de tus labios al crear una sonrisa piadosa, una sonrisa que me devuelve el color de las negruras.

    Estoy cansado de esperarte en el banco del parque mientras la lluvia me moja el pelo, pero lo sigo haciendo.

  • Algunas venas se han taponado

    Toma de tu cuello el cabello y sin rumbo navega por tu blanquecina frente y si deseas retomar los instantes dañados, no esperes a que se detengan las mareas estridentes ni catastróficas.
    El camino es desorientado y fiel a tus pensamientos, parece ser un sueño sin nubes que lo difuminen, la luz, es un oficio fugitivo que espera, NO, que siente necesidad de creer que si no fuera por las almas de su farol candente, no seria nada…
    Por ello, sin rumbo, ella navega entre mares sombrios, iluminando con su farol de almas posesivas las siluetas marinas de seres malignos, seres que aun no han visto la luz del joven día.
    Se que estoy vivo porque te quiero, y no siento ninguno de mis sentimientos en vano, y si me permitieras solo darte un beso, explotaría en fauces grotescas y lloronas, en gemidos y auxilios, en risas y sufrimientos, en mi y en mis lágrimas cristalinas y cortantes.
    Creo que este viaje acabó en el momento en el que dance con el demonio entre la tenue luz de las farolas, creo que ni siquiera quieras saber mi nombre, porque mas mentiras…..
    Eso si, yo nunca me olvidare del tuyo, el de la chica de ojos de demonio.

  • Una sonrisa con lagrimas

    Cada martes, en las noches nubladas, se presenta abrigada por un manto negro, una gata de ojos color rojo.

    Su presencia agradezco, pues me acompaña en la noche al dormir, y por la mañana ya se ha ido.

    Hubo una vez, que a lomos de la chimenea, ella se tumbó y me permitió leerle versos que después quemamos para que solo quedara la presencia del recuerdo.

    Y largo tiempo atrás, en una media noche húmeda y fría, que el aliento era sometido a convertirse en escarcha, la gata me arañó cerca del corazón.

    Curiosa gata…… últimamente aparece con pequeñas pecas blancas y sonrientes, me alegra la vista, me alegra el dormir.

    A su cita de los martes nunca falta, me tiene en estima, ella me controla a mí, le gustan las sábanas negras y el olor de la tinta en mi plumín, le gusta manosear lo que escribo y mojar con sus lágrimas mis mejillas, le fascina ver la luz de la llama.

    Ella es simple como el amanecer del cual escapa, su libertad es plena por este mi cuarto, posee control sobre todo, hasta el aire que respiro, y el prender de sonidos de páginas caer de mis manos al suelo.

    A veces la odiaba, pero llegué a odiarla tanto como la amaba.

    Concédeme algo más que tu pestañeo, devuélveme al menos el recuerdo de tu risa.

    Me recuesto en mi cama, inclinándome hacia la chimenea, y ahí esta, en el suelo despejado, mirando la llama a plena oscuridad…

    Y al despertar, ya no está la chica de ojos de demonio.

  • La femme fatale

    Ella se cree dios con sus caderas de marfil, meneándolas por todo el salón donde yo dormía. Sus pasos estridentes hicieron que abriera con enfermedad y lentitud mis ojos empañados por la candente luz de las lámparas con poca iluminación.

    Se tumba en el diván a la claridad de la sombra, con una postura sensual ella se inclina para quitarse sus ataduras, posando sus pies con caricias sobre la tela del asiento. Su seguridad impregna el aire de la tortuosa y acalorada habitación, dejándome inmóvil en la brutal butaca con mi libro medio abierto.

    Me pone nervioso su presencia en este cuarto, y a la vez me fascina la soltura con la cual parpadea, sigue ahí, postrada sin falta de aires ni carente de pesos, observando con lujuria las palpitaciones en mi pecho.

    Mueve su brazo con ligereza y apoyando la mano en su cabello, forma remolinos de bellos candentes y rubios entre sus dedos.

     

    -¿He mencionado que estaba desnuda?-

     

    Una piel a la vista deseosa de palpar, y a la mente ansia besar y morder sin causar molestias que la arruinen.

    Mi deseo me hiso levantar con brío, como si se me tratara como una marioneta al servicio del placer, del pecado. Caminando con miedo hacia la mesilla que se encontraba en mitad de nuestros caminos, sobre esta había una libreta y un carbón gastado. Pues al no poder poseerla, empecé a retratar a su esbelta belleza.

    Acaricio el papel con soltura, imaginando las posturas de sus brazos, el apretar de puños al causar calor a su frío cuerpo, y querer besar sus hombros. Sus tobillos, parecen estar jugando con el aire.

     

    Ya casi es medianoche, se agrupan sus labios, expulsando un aire florecido de primavera, deseo que lleguen a chocar con mi cuerpo sus respiraciones provocadoras y placenteras, que me tentan.

  • Mil palabras para ti

    Háblame del tiempo, de tus caídas, de las farolas que hace tiempo se apagaron sin aviso.

    Háblame de tu ser, de tu belleza, de la sonrisa que esclavizas.

    Háblame de tu sencillez, de tus cadenas partidas, de los lienzos en los que habitas, de los cuervos dibujados en la oscuridad de tus ojos, de las uñas que clavas en tu rostro sin importarte las heridas que sangran.

    Descríbeme tu piel, tus mejillas cocidas por frío, tus labios desencantados y ponientes cazadores de besos.

    Destrúyeme con tu aire, degollame con tu aroma, arráncame el corazón con los látigos de tu cabello.

    Me derriban tus ríos de histeria acumulada, que me arrastran entre mares oscuros y profundos.

    La respiración se va…, Aumenta el placer, descarría la voz de tus llantos, oculta con tus manos mis oídos, acaba con tu perfección, que acaba con todo, con migo.

  • Trasteando

    Es irónico. Siento que respiro, que veo, que aprendo y me desarrollo. Lo estoy sintiendo ahora y llevo 16 años en vida. No le encuentro el sentido a mi existencia pero sí el del camino que quiero seguir. Mi cuerpo y alma se tiñen del color de la euforia. ÉXTASIS. El cigarrillo sigue prendido. Todo corre, fluye y vuela. RAYOS Y TORMENTAS. El oxígeno inunda mis pulmones, provocando luz en el acto. Mi llama no se apaga, pero tampoco quema; sólo crece en el inmenso vacío de mi ser. La energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma. Soy un ave fénix floreciendo, mis pétalos resurgen de entre las cenizas. Imposible ¿verdad?