Crónica: Pau Gasol, campeón NBA con Lakers
El sueño del de Sant Boi se ha cumplido: Pau Gasol, campeón por méritos propios de su primer anillo NBA. Y digo primer anillo porque, viendo el potencial de los Lakers, no es difícil imaginar que este equipo aspira no sólo a más finales, sino que ha ganado en confianza para ganar alguna más. Sobre todo si echamos un vistazo a la liga. En el Este, sólo Celtics -con Garnett recuperado- y Cavaliers -con mejores acompañantes para LeBron-, pueden hacer sombra a Lakers: Orlando es un equipo que ha sorprendido, pero no tiene ese «peso» de los jugadores determinantes, por más que sean unos excelsos anotadores -no les veo repitiendo final-. En el Oeste, los Spurs, que recuperarán a Ginóbili, son un equipo avejentado, y el resto de equipos no tienen al mejor jugador de la NBA, Kobe Bryant, un mago en la pista, ni al mejor «cuatro», Pau Gasol. El único «cuatro» que puede compararse con Pau es Kevin Garnett. Ayer, en el último partido de la serie, Pau dio una lección de baloncesto, al igual que en otros partidos de la serie final, que es donde se ve a los grandes jugadores. En cuanto al banquillo, Farmar, Vujacic y compañía, hay que decir que los Lakers han ganado el anillo a pesar de ellos, con un rendimiento en los playoffs y en la liga regular de pena.
Mención aparte a Kobe Bryant: se ha destapado en estas series, donde no ha tenido un defensor a su altura. Pero, ¿quién puede con Bryant en la NBA? Es un jugador superior, estéticamente maravilloso, que domina mentalmente a los rivales. Es cierto que ahora pasa más que antes, pero también tiene a quién: a Pau. Aún así, Kobe es un depredador de la canasta, y su instinto ganador le lleva a ser un egoísta. Con el tiempo, ha ido aprendiendo a administrar cuándo pasar, sobre todo desde la pasada final contra Boston. Más que Florentino Pérez, Kobe sí que se me antoja «un ser superior«.
Una canasta retrata lo que fue Pau ayer, y además desmitifica esa crítica de «blando» que le achacan sus detractores o los que, ansiosos de verlo «volar» como a Michael Jordan o rebotear como Shaq O’Neal, le exigen más de lo que su capacidad física puede darle. Veamos la escena: «supermán» Dwight Howard, el pívot más dominante en la zona de la NBA, indiscutible titular con el equipo olímpico estadounidense, al poste. Pau, esperando la tendencia de Howard de imponer su físico en la zona, se separa medio metro y estabiliza los pies. Howard, que es técnicamente limitado, por más que sus mates y su capacidad atlética sean asombrosos, embiste. Pau cae. Falta en ataque. Durante el tiempo que Pau lo defendió, la aportación de un desquiciado Howard fue casi inexistente, aportando al equipo en los momentos en que Pau estaba en el banquillo descansando.
A Pau le sucede como a Xavi e Iniesta. Al principio, hubieron muchas voces contra -y a favor- de los jugadores del Barcelona en la selección, porque no entendían que Aragonés pusiera jugadores tan «blandos» y, en teoría, «constructores» y no recuperadores de balón. Xavi e Iniesta recuperan balones porque entienden el juego, presionan, y saben colocarse como nadie. Ya hay pocos escépticos -¿queda alguno?- que piense que el Barcelona tiene un centro del campo blandito; más bien, al contrario: es temible, porque no sólo construye a velocidad de vértigo, sino que recupera y presiona. La teoría de que se necesitan un Essien y un Lampard para «conquistar» el centro del campo se desmintió en las semifinales contra el Chelsea de la Champions, en la que, si esta teoría de los centrocampistas «blandos» fuera cierta, ¡Lampard y Essien no hubieran retrasado su posición para montar una muralla contra los centrocampistas del Barça! ¿Porqué no fueron, como suele decirse, a la brega «pura y dura»? ¡Porque no pueden con los «blanditos»!
Igualmente, Pau rebotea, asiste con una visión de juego prodigiosa, defiende, y, sobre todo, tiene un uno contra uno lleno de recursos y talento. ¡Qué interesante sería verlo machacar como a Howard! ¡Ganar el concurso de mates con suspensiones eternas! Pero es que Pau es el Iniesta, o el Xavi, de los Lakers. Talento, talento, talento: tiene un tiro de media distancia muy consistente, juega de espaldas o frente al aro, lanza con las dos manos, es rápido e inteligente, corre al contraataque, bota tan bien como un alero alto… ¡y queremos que haga más todavía! ¡Dentro de sus excelsas condiciones, aún queremos más!
Centrémonos: Pau ha jugado una final NBA, ganando partidos literalmente -prórroga y minutos finales previos contra Orlando-, superando su aportación de la final pasada. Dos finales, un anillo NBA. ¿Nadal el mejor jugador de la historia del deporte español? ¿Fernando Alonso –si la Fórmula 1 es un deporte, que me lo expliquen-?
Insisto: antes de hacer apuestas precipitadas, dirijan sus miradas al Olimpo de los dioses de la canasta, donde sólo unos pocos elegidos son llamados a competir -aunque cada vez son más europeos o del resto del mundo, no todos tienen minutos ni son determinantes (caso de Nowitzki o Ginóbili)-; otros pocos, rozar la gloria; y uno, en concreto, coronarse como Campeón del Mundo, Subcampeón Europeo, Subcampeón Olímpico y Campeón de la Mejor Liga del Mundo. Hay quienes necesitarán veinte años para valorar en su justa medida todo esto, y más teniendo teniendo en cuenta a las estrellas de esta época contra las que tuvo que demostrarlo (Kobe, Nowitzki, LeBron, Howard, Garnett, Pierce, Duncan, Parker, etc. etc.): un jugador que ha tenido que luchar, toda su carrera NBA, contra las críticas a su dominio en el rebote. Pau no está para ser determinante en eso, porque entonces, a su llegada a la NBA, le hubieran metido kilos para convertirlo en otro musculoso lento y reboteador. Además, escuchando a sus críticos -Pau no es perfecto, el jugador perfecto NO existe-, da la impresión de que coge 6 rebotes por partido -ayer, 14 puntos, 15 rebotes-: si eso fuera así, Howard, dominante en el rebote, sería campeón NBA o, al menos, no sería el cariacontecido e impotente que vimos en el banquillo al final del partido: hoy es campeón el «blando».
Díganle al resto de los equipos NBA si les importaría que a Pau se le hiciera un clon y Lakers pudieran jugar con dos «blandos» en el equipo titular. ¡Pau, enhorabuena!
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que linda nota ,te felicito, grande Gasol tiene cuerda para rato.saludos desde israel.
¡Gracias Helen por el comentario! Pues sí, creo yo que tiene mucha cuerda si lo respetan las lesiones porque talento tiene para dar y regalar.
¡Un abrazo desde Canarias! 😀