Por qué dejamos de escribir
La poesía siempre vuelve.
Eugenio Padorno.
Cuando pienso en por qué he dejado de escribir, en el sentido de continuar una carrera profesional, lo primero que me viene a la cabeza son todos esos instantes donde no he dejado de escribir.
Como una muleta que necesitara apoyo, una red para no caer al vacío. Este año, en clase con los alumnos me animo a escribir relatos. En centros donde he trabajado, creaba cuentos fantásticos basados en compañeros y sus comportamientos (si tenían manías, era mucho más sencillo). Y en foros, redes sociales, etc.
Es una necesidad interna de sacar afuera (esa palabra tan útil que es) «cosas». Y es cierto que el año pasado me metí a comenzar un fragmento de una «cosa», que como todo escritor conoce, no sabes qué rumbo va a tomar: pieza inacabada, relato, novela, poema…
Al comenzar este artículo con el recuerdo de esa frase que me dijo Eugenio Padorno cuando revisaba mis textos (yo le argumentaba que había dejado la poesía), y me dijo que le habían gustado y sorprendido, y que había que sacar eso (una forma de decir: publica) cuanto antes (en mi mente se traducía como: a qué vas a esperar, el material vale la pena para una primera publicación sin pretensiones), esa frase de «la poesía siempre vuelve» me hace pensar si va a volver, como las golondrinas de Bécquer.
Para empezar tendría que volver a la poesía, pero entonces recuerdo que ya el curso pasado escribí una cara por la tragedia volcánica de La Palma, que acabé con unos versos de Manuel Padorno.
La poesía siempre vuelve, profesor Don Eugenio.
Entonces voy a ser de esos escritores que pausan su producción y años después la retoman (sin descartar la poesía, a la que tengo tanto respeto). Una colección de relatos siempre asoma mi cabeza, y me devuelve páginas en blanco.
Entonces voy por el buen camino: los escritores lo entenderán.
A veces hay bloqueos que cuesta quitarlos. A veces esperamos que la inspiración llegue y nos olvidamos de lo sencillo que es, agarrar papel y lápiz y empezar a escribir lo que sea… Me refiero a que algunas veces, esperamos a que el momento llegue a nosotros, en vez de salir a buscarlo.