Shakespeare está en peligro: Google y Anonymous
Comenzó la XXIV Feria del Libro en Las Palmas de Gran Canaria (hasta el 6 de mayo de 2012), y estaba ayer por la tarde en un centro comercial mirando las novedades editoriales. Me acerco a una columna donde estaban las novedades de los autores extranjeros, muchos de ellos desconocidos para mí, buscando a una narradora estadounidense que acababa de salir publicada en la editorial Alba (una empresa compleja ya que solo tenía estos dos datos). Por cierto, hojeé una novela durante cinco largos minutos, El arte de desgranar alubias, de Wieslaw Mysliwski -me encanta descubrir nuevos autores- y me gustó tanto que estuve a «esto» («esto» son los dos milímetros que separan la yema de mi dedo índice del pulgar) de comprármelo -y puede que caiga esta semana-.
Mientras lo hojeaba, escuché dos palabras que me hicieron girar la cabeza: Shakespeare y Christopher Marlowe. Un dependiente le comentaba a una compañera, que colocaba libros en una estantería cercana, la sospechosa relación que existía entre Marlowe y Shakespeare. Por lo visto, le decía a su atenta compañera, Marlowe usó el pseudónimo de Shakespeare para seguir escribiendo sus obras. Que había mucha información al respecto, y que como prueba empírica definitiva podría hacer ella misma el experimento: bastaba buscar sobre Shakespeare en Google y aparecerían cientos de entradas haciendo referencia a Marlowe, que era lo que le había pasado a él.Y dos más dos, cinco, añadí mentalmente a aquel monólogo.
La mujer, que debía tener unos cuarenta y tantos años, le respondió agradecida con una amplia sonrisa y añadiendo que era la primera noticia que tenía al respecto y que estaba muy bien la información. Esta teoría -una de tantas- sobre quién fue Shakespeare se llama la Teoría Marlowe.
Hay, incluso, una coalición llamada http://www.doubtaboutwill.org/, donde se duda de que fuera Shakespeare el autor de tales obras: «We have nothing against the man from Stratford-on-Avon, but we doubt that he was the author of the work». Tienen, incluso, una declaración de duda razonable, que no tiene desperdicio ¡y que puedes firmar! Son, por lo que parece en su web, una coalición con mucha actividad.
Si es que ya lo dije: es más peligrosa la combinación de Google y cine (como escribí sobre la película Anonymous) que un combinado de absenta con Slivovica.
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Google es nuestra biblia, Sálvame nuestra representación social, el fútbol nuestra medicina, la ciencia y la literatura un aburrimiento, los problemas de la capa de ozono algo de lo que nos preocupamos el tiempo que tarda la noticia en terminar… y como consecuencia la señora da las gracias por comprender que Shakespeare no era Shakespeare.
Hay días que hasta me hace gracia ese tipo de cosas, pero desde que lo contaste ayer me está dando una rabiaaaaa jajajajajaj.
Jaja, sí, Google es nuestra biblia. Nada, hay que reírse, pero no deja de ser curioso el impacto de la sobreinformación -una característica posmoderna, verdad-. Un abrazote. 😀