Las mujeres y la vanidad
Una mujer que para decirte que no tiene interés en ti no te dice que no quiere tener una cita contigo, sino que la semana que viene, y cuando llega la semana no puede, o no tiene tiempo, todo en un modo educado, sonriente, comprensivo.
Al menos me di cuenta la segunda vez. Mientras, es agradable, responde tus mensajes, tus llamadas, te las devuelve, esas cosas que hacen las mujeres para sentirse deseadas aunque sea con alguien con quien solo tienen un afecto amistoso.
Más que el no quedar, me molesta la falta de tacto. He tenido que ir lejos, lejos para que su última respuesta fuera lo más clara posible: «ya quedamos otro día y hablamos». Me gustó esa sinceridad que subyace en la frase, pero tarde, muy tarde.
Porque lo que me molesta de esa falta de tacto es: ¿y si me hubiera vuelto loco, apasionado, por esa mujer? Algunas mujeres dicen que los hombres son unos cabrones, pero yo no entraría en esa dicotomía hombre/mujer, sino en: persona, saber estar, tener clase.
No es importante, pero escribirlo me deja muy tranquilo y contento. Creo que es el primer artículo que escribo en el blog sobre una negativa -los hombres perseguimos mujeres por pura biología y no hay nada de qué avergonzarse-, mal acostumbrado. Cuando te acostumbras a lo bueno, lo poco malo te parece más grande de lo que es. Luego relativizas.
Debe ser que estoy madurando.
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