1, 2, 3
Me despierto y miro el despertador. Si he dormido solo, me estiro -sin deshacerme de la sábana- y cojo el portátil. El cuarto está oscuro. Me se revienta la próstata. No importa: enciendo el portátil -en modo suspendido-, me siento en la posición del loto pero sin cruzar las piernas y apoyado en la almohada y vuelvo a ver el icono de conexión en modo on. Mi alegría se desborda en un sospechoso movimiento culebril ahí, justo debajo del portátil. Mi sexualidad, bajo la presión de la internet. Descubro una ventaja del frikismo geek: los 2,3 kilos sobre mi diafragma no me dejan apenas respirar, pero quién necesita decir nada si puedo escribirlo.
7:45 a.m.
Yo sólo iba a revisar el correo antes de desayunarme, y entre pitos y flautas, digo, entre twitts y recuento de visitantes, me se va el tino. Pero a vel: porqué, ¡porqué!, ¡PORQUÉ! mi último artículo apenas ha tenido catorce votos, ¡catorce! «Yo soy tu amigo, te sigo en mi GReader, te visito siempre…». Fariseos. Qué capacidad de sufrimiento tiene mi próstata.
8:10 a.m.
Portátil en modo suspendido en el cuarto, recién aseado, en la ducha -a lo Mercedes Milá, viendo mi agüita amarilla descendiendo en remolino- pensaba en qué se me había olvidado mirar, ¡y siempre me acuerdo de catorce o vientisiete cosas! Subo las persianas en mi despacho/oficina/cuarto para todo, con el portátil bajo el brazo. Todos los papeles y libros desperdigados sobre la mesa. Pongo el tazón de café y los corn flakes y meto cucharadas y cucharadas hasta reventar de fibra. Subo las persianas, abro las cortinas, abro la ventana. Me siento: eligiendo música en el Spotify, abriendo todas las pestañas de las cuatro cuentas de correos, abriendo blog, el GReader, que ya había revisado, ¡pero que hay que volver a revisar! ¡En los 35 minutos que llevo fuera puedo haber sumado votos, recibido comentarios, no descubrir un nuevo artículo interesantísimo del que rajar! Mi cuello me va a matar. En Spotify, Pop/Rock de los 70 al 2000, me sale un italiano que no canta como Franco Battiato. Genial. Nota: los cantantes italianos se dividen en Franco Battiato vs. todos los demás.
8:35 a.m.
Ahora que tengo las dos manos libres, mensaje de twittero de buenos días y respuestas irónicas a determinados followers -los que me ríen las gracias-. Devuelvo peloteo en artículos con comentarios agradables; total, me siguen cuatro y tampoco es cuestión de que me sigan cero. Voto a mansalva en redes blogueras, da igual a quién. A trabajar -odio esta parte de mi rutina-. ¿El trabajo ennoblece? Me siento estupendo siendo parte del vulgo.
11:12 a.m.
Revisión del Facebook, contestar todos los mensajes, mirar qué aplicaciones ñoñas y absurdas me aconsejan seguir, rechazarlas todas. Apuntar nuevos amigos que no conozco de nada y escribir a dos poetas virtuales que sus versos a las 11:12 a.m. me han encantado y, mejor aún, ellos dan por supuesto que me han alegrado el día.
12:34 p.m.
El contador de votos de mis artículos no sube. ¡Malditos! Ni siquiera soy portada. Estudio de mercado: revisar qué textos han sido portadas. ¿Temáticas? Hablar de la blogosfera, meter caña a las redes de blogueros, jugar a adivino… Pues luego preparo uno. Comento en mi blog haciéndome pasar por otro. Visito últimas actualizaciones del GReader. Me sonrío de algunos twitts. Actualizo. ¡Sigue el mismo número de votos! Actualizo ¡Pero sigue el mismo número de votos! Visito el GReader -¡que no hay nada, porque le día a Marcar todos como leídos!-.
12:45 p.m.
Sigue sin subir mi número de votos en los últimos artículos. Pulso F5 repetidas veces. Nada. Que no me votan. A veces tengo impulsos de comprarme una motosierra, pero no sé para qué, en concreto.
13:39 p.m.
Tengo jambre. Se va a hacer algo de comer Rita. ¿Qué tengo en la nevera? ¡Pizza congelada! Vale. Al microondas, con coca cola fría y de postre un yogur de chocolate, por eso de tomar cosas sanas mezcladas con cosas menos sanas. Así, se compensa y mantengo una dieta equilibrada -que la Cola es la Zero, ¡eh!-. La próstata: toc, toc. Qué cruz con esto de tener aparato digestivo: envidio a los astronautas, que inigieren todo via pastillita y tal. Apunto un post-it en mi escritorio: buscar en ebay una bolsa para mear sentado.
14:30 p.m.
Comiendo pizza y eructando -como el acto de comer ha pasado a ser «alimentar mi cuerpo para no morir de inanición y beber agua para no deshidratarme», ingiero aire al tratar de emular el ritmo de actualización e inmediatez de la red-. F5 psicosomático; no suben los votos pero me sale una lagrimilla al ver un comentario nuevo. Dice: «No tienes ni puta idea. Eres un imbécil pagado de tí mismo, un escritor frustrado y un fracasado social que sólo busca hacerse famosillo en la red, porque en la vida real un payaso como tú seguirá siendo un don nadie. ¡Pérez Reverte a muerte!». Me ha hecho feliz, por fin puedo responder a este Ruperto y, con suerte, ¡volverá a responder mi comentario! ¡Ya sería, como poco, tres respuestas acertadas, a cuatro insultos cada respuesta, un movidón al que podrían sumarse otros!
15:23 p.m.
Dejo los restos de la pizza, la coke y el yogur sobre el suelo, mientras actualizo -F5 urbi et orbi– hasta que aparece un nuevo voto en mi último artículo. Sumo 14 y pienso: ¡ah! Sí, la vida tiene sentido. Escribo en el twitt, reviso mi GReader, visito a otros blogueros. Me aburren todos. Sólo me gusto yo y lo que yo escribo y lo que yo pienso. Lo de los demás lo sé, y lo que no sé lo intuía, y lo que no intuía lo sospechaba, y lo que no sospecho ni sé ni intuyo no me interesa. De ahí mi aburrimiento crónico.
16:18 p.m.
Me caigo de sueño, literalmente. No hay votos nuevos. Miro la portada de la red bloguera y veo paridas y tonterías como las más votadas. Los que no escriben mal son aburridos, o tienen una tipografía entre naïf y Times New Roman. Los que tienen mejor diseño que yo se arriesgan a que los odie. Mafiosos.
16:20 p.m.
Saco un espejo de bolsillo del escritorio y me miro. Tengo los ojos un poco rojos, me haría falta un café. Dejo un par de mensajes anónimos en un bloguero poniendo a parir su artículo. Me desahogo con un vídeo porno. Aguanto más viendo en la pantalla que con una mujer; creo que es porque entre clic y clic voy saltando de vídeo, y claro, así no hay forma de concentrarse. No sabía que se podía hacer eso con una mujer -y mucho menos, que alguna se dejara-.
17:39 p.m.
No tengo inspiración. ¿De qué podría escribir? Ayer no escribí nada, y no puede ser. Si dejo de publicar, bajan las visitas casi a la mitad. Sólo sumo cuando voy actualizando. Que me visiten, ¡la vanidad está tan infravalorada! Ya ni visito mi cuenta de Adsense porque le perdí la fe. Veo anotado en el post-it del escritorio del Windows: «buscar a los líderes blogueros y de las redes sociales y ver de qué escriben». Nada en el GReader y no tengo comentarios nuevos. No hay votos. El de antes no ha respondido mi comentario. Me cago en tó lo que se menea.
18:45 p.m.
Ah, qué rico este cafecito con leche condensada. A ver… F5, F5, F5. Nada, no hay comentarios, no hay votos, no hay artículos nuevos que leer que yo considere que valga la pena leerlos. Los títulos me aburren. ¡Un mensaje en el twitt, dirigido a mí! Vale, respondo y envío, y ya de paso lo sigo que, total, lo había dejado de seguir por una tontería. F5, F5, F5.
19: 01 p.m.
Me aburro tanto que voy a wordpress.org a ver si hay nuevos plugins interesantes. Busco listas en el Google y de ahí me pierdo hasta acabar en un blog, en inglés, que dice que el futuro está en Java, y que éste eliminará los plugins, que ralentizan el sistema, etc. Con lo divertido que es actualizar. F5. Sigo con mismos votos, sin comentarios. Bajona.
19:21 p.m.
Suena el móvil. ¿Lo cojo? En la tapa pone: Pilar. Es bajita -1,58- pero llena de curvas y además rubia de ojos verdes, así que digo ¿hola? como si no supiera quién es. Que si nos vemos luego, y pienso: total, seguro que de aquí a dos horas no me visitan ni me dejan comentarios, y puede ser emocionante volver y tener algo que hacer. Envío al twitt: «Me voy porque tengo vida social, no como otros que yo me sé ^_^». No entiendo a cuatro o cinco que, sin más, han dejado de seguirme. Asociales. Obtusos. Negados. Pedidme luego favores. Por supuesto, los dejo de seguir y porque no hay lista negra.
22:38 p.m.
He entrado por la puerta apestando a tabaco -porque después de, Pilar fuma, odio el tabaco-, he arrojado el bolso al sofá y me he sentado en la cama con el portátil hundiendo el diafragma. Resollando -subí las escaleras corriendo por la ansiedad-, desactivo el modo suspendido y hago click. ¡Ni una puta visita nueva! ¡Me cago en todo lo que se menea! En el GReader nada nuevo, salvo Euronews, que saca noticias como roscas -palomitas, cotufas-. Actualizo el Twhirl, y me llegan 83 nuevos twitts. Los leo por encima. Envío: «He vuelto. Soy una sexual machine. ^_^». Y no añado -pero lo pensé- «decidme algo que me aburro, cabrones», porque es patético y ya dije antes de irme que los patéticos eran ellos -porque yo sí tengo vida social-. Pensando: la próxima vez, Pilar que venga aquí, qué tal eso de actualizar F5 durante una felación. Combinar la emoción del gozo de su boca con la llegada de voto o comentario, ¡eso tiene que ser la hostia!
24:12. a.m.
Escrito el nuevo artículo: «Cómo ser un líder blogosférico», tipo «10 cosas que no debes decirle a tu novio/a». Éxito asegurado, pienso. De inmediato, tres votos y un comentario. Respondo al comentario. Salgo del sistema de la red de blogueros y me autovoto. Vuelvo al sistema y veo que no suma el voto. ¿Quérrrrr? Limpio la caché del navegador, intento de nuevo. Nada. Entro, salgo, entro, salgo. Reinicio el equipo. Nada, que no me ha contado el voto, ¡joder! Abro el correo: tengo dos nuevos. Uno es spam, el otro lo contesto con pereza y pongo la sonrisita ^_^. Me he percatado de que pongas lo que pongas, añades sonrisita y eres guay. Soy creativo publicitario: «Ser guay, a tres caracteres de teclado de distancia»
01:28 a.m.
Es madrugada y sigue el plato con los restos del almuerzo sobre el suelo. Me tomo otra coca cola zero y reviso comentarios y votos -sin novedad-. Veo porno. Los twitts van descendiendo, pero aún hay gente despierta. Creo que me voy a llevar el portátil a la cama. Encuentro una bolsa para mear sentado en ebay. Cojo la tarjeta de crédito y la compro. Tiene cinco litros de capacidad, está homologada por la UE y, además, me regalan un antiolores de esos con forma de pino pero que, advierten -en letras rojas-, no huele a pino.
03:39 a.m.
Sigue gente despierta twitteando. ¿De qué trabajarán? ¿Cómo pueden pasar tantas horas delante del portátil? F5. Llegan nuevos artículos al GReader y sumo dos votos más a mi nuevo artículo. 3+2=5. Releo mis últimos artículos. Pero qué bien escribo, coño. Aprecio que algunos carecen de estructura sólida; el desarrollo de la tesis es lo que permite avanzar en la lectura, pero hay partes prescindibles y en otras hay expresiones contradictorias. A muchos les falta fuelle, y en otros el copia y pega se nota demasiado. No salgo en la portada de la red de blogueros. Putas mafias.
04:23 a.m.
Me caigo de sueño. Doy mis últimos estertores con el F5, pero no hay ni votos ni comentarios. Releo mis últimos artículos, cambio cosas, añado enlaces a la Wikipedia, busco información para distraerme. Veo el libro de la biografía de Julio César sobre el escritorio. Tengo insomnio. Pilar me ha dejado un mensaje en el móvil que leo ahora. ¿Y si duermo? Total, me despierto en tres horas, ¡seguro que tendré más votos y comentarios! ¿No?
Pongo el portátil en modo suspendido.
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Bueno, una forma como otra cualquiera de perder el tiempo. Quizá hasta más cansina xD. En el mismo tiempo podrías haber aprovechado para leer, o para ver películas, o para pasear. Pero en fin. Por cierto, es urbi et orbe, no urbi et orbi, a pesar de que por culpa del analfabetismo latino de los españoles la RAE haya decidido aceptar orbi.
http://www.casdeiro.info/patada/?p=196
Un saludo.
.-= Último artículo del blog de Bukowski… El Cerero, cocinero: lomo de cerdo en salsa =-.
Es ficción. ¿Parece que soy yo? Escribo mejor de lo que me imaginaba 😀
¿Analfabetismo? La RAE se limita a recoger la norma lingüística: al igual que en los restaurantes, el hablante SIEMPRE tiene la razón. No hay eggs para decírselo -lo de orbi- a García de la Concha 👿
¡Saludos! 😀
Quizá lo que habría que preguntarse es si lo del orbi no es más una imposición de los medios de comunicación de los últimos años, que más por desgracia que por suerte están plagados de incultos e iletrados. Quiero decir, dudo que el urbi et «orbi» sea el tema de conversación cotidiano de muchos españoles, en cuyo caso el uso masivo haría que la RAE tuviera que incluirlo en el diccionario; sin embargo, me parece que en este caso, a diferencia de otros como modisto o azafato, ha habido una «imposición» de los medios, que a fuerza de repetirlo mal han conseguido que nadie recuerde cómo está bien dicho. Por Dios, si hasta la entrada de la Wikipedia se llama «urbi et orbi».
.-= Último artículo del blog de Bukowski… El Cerero, cocinero: lomo de cerdo en salsa =-.
¡Cierto! Tengo en la memoria eso de «oirán la bendición urbi et orbi de Su Santidad…»… Los medios de comunicación tienen la culpa de muchos errores con el uso del lenguaje. Que le pregunte a Lázaro Carreter y su Dardo en la palabra (mucho mejor el primero que el segundo tomo que publicó después). 😀