Delibes y las novelas de culto
Hay novelas que no tendrían que enseñarse en el instituto. Novelas que, como otras de culto, deberían correr de boca en boca, serpentear en entornos estudiantiles como la biografía del Ché o el Arte de la guerra de Sun Tzu.
¡No se puede obligar a leer! Aunque entiendo la necesidad y la importancia de que se enseñe nuestra literatura con toda su amplitud y su rigor, hay una cierta lesión de ésta en nuestro sistema educativo. Tal y como se enseña, la literatura nacional tiene las etiquetas de pesada, densa, ajena a nuestro mundo, y requiere de un mimo y una pedagogía adecuada para que no se convierta en una losa para el futuro: queremos formar lectores y no al contrario.
Entre esas joyas que no deberían enseñarse jamás en un instituto están El disputado voto del señor Cayo, Cinco horas con Mario, Los santos inocentes o Crónica del rey pasmado -estos últimos tres guardados celosamente en mi biblioteca-. Las cuatro leídas por un servidor de ustedes. Las cuatro tomadas como ejemplo y modelo de literatura de altísimo nivel. De manejo y creación de personajes que trascienden el papel.
Ha fallecido uno de los grandes escritores de la literatura nacional. Delibes es y será recordado como un autor imprescindible. Los aspirantes a escritor, en mi humilde opinión de aspirante a escritor, hacen bien en ir a Baudelaire, a Camus, a Mann y a Kerouac. Yo diría que muy bien.
Pero que no se olviden que el aprendizaje literario y la buena literatura no se encuentra siempre en cuevas de nombres extranjeros donde yace un libro que guarda un tesoro. A veces, los paraísos están a la vuelta de la esquina, y mal haríamos en cerrar los ojos ante la grandeza de las letras hispanas.
Dicen las malas lenguas y alguna buena que nos encontramos en unas décadas de pobreza en la literatura en España. Delibes siempre llega al rescate. Si lees alguna de las novelas citadas y te parece que este señor tiene algo que envidiarle a los clásicos de la literatura de otros países es que tu mirada no ha reparado en este maestro de la palabra. Dale una oportunidad y olvídate del regusto amargo que deja el leerlo por obligación: retómalas. Sus novelas no nacieron pare esa obligación académica: nacieron para ser paladeadas con tiempo y dejan la sensación estar delante de un creador de mundos, personajes e historias que vivimos con familiaridad. Delibes es un genio de la literatura con todas las letras, pero en este caso el halago es sencillo porque su legado resiste cualquier crítica y sólo arranca aplausos y mi humilde reverencia. Descanse en paz, señor Delibes. Mi admiración y reconocimiento profundos.
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Yo he leído el disputado voto del sr. cayo y algún otro, y me encantaba los personajes que creaba. Ciertamente de obligación no debería ser leerlo, como Matute.
Abrazo
@Jose Jaime: ¡Y tanto que no! Pues te diré que, por ejemplo, Crónica del rey pasmado es muy divertida, y que Los santos inocentes es una maravilla de novela, impresionante. ¡Un abrazo!
Querido Julio, de Delibes sólo he leído Los santos inocentes, y la impresión que me dejó es la de haber leído una de las mejores novelas contemporáneas. Con diálogos y narración inmejorables. Me apuntaré algunas más de sus obras.
Es una pena muy grande su deceso, pero nos ha dejado un rico legado que nos recordará siempre su grandeza.
Un beso enorme para ti
@Tania: En efecto, Tania, el legado que deja y la trascendencia del mismo es una gran noticia para el mundo. 😀
Es cierto que muchas veces dejamos de leer porque nos obligan a leer; el lenguaje de Delibes, la perfección del castellano, sus juegos en Cinco Horas con Mario…, uff!! Un modelo, además en versión original. ¡Qué más queremos para aprender! Él es especial. Me gusta tu entrada.
🙂
@Reina: ¡Hola Reina! Muchas gracias, es especial, pero desde luego que el sistema educativo tiene que buscar la forma de que leer y entender a nuestra cultura nacional -o la de cada país- sea tan cercano como la familiaridad del entorno, de nuestra familia, etc. Pido mucho, lo sé. ¡Un abrazo! 😀