Ley Sinde: apología irónica de lo obsceno


Si formas parte de un lobby del entretenimiento -editoriales, música, cine, videojuegos, etc.- que no está conforme con las resoluciones judiciales -en las que existen dictámenes contrarios a clausurar webs que enlacen a contenidos con derechos de autor-, puedes optar por la vía legislativa.

¿Cómo? Fácil: presionar al gobierno de turno, y si se deja conseguir que, por la vía administrativa, monte una estructura normativa que ampare al lobby. Y esto lo han conseguido en España con el gobierno de Zapatero, que arrastra una coyuntura social muy difícil en esta etapa de su gestión.

El asunto que se dilucida tiene varios supuestos: por una parte, el tratamiento del derecho de autor y la posición de éste en el mercado -obtiene, por lo general, menos del 10% de los beneficios de su trabajo-; por otra, el concepto de la red misma, que se basa en un nuevo modo de compartir: el hipertexto; y, como resultado de la fusión de ambos supuestos, la nueva vía que se abre: el nuevo modelo de negocio.

En cuanto al hipertexto, el concepto de Internet se basa en esta idea: ir enlazando contenidos, que se van acumulando y se interrelacionan. Si se ataca el hipertexto, se ataca la Internet misma, y la consecuencia lógica es la rebelión; Internet ha supuesto -supone- una revolución en toda regla. Hay una historia de la humanidad antes y después de Internet, como la hubo antes y después de la caída del Muro de Berlín -entre otras positivas y negativas, el fin de la Guerra Fría y la aparición de las mafias del este-.

Este nuevo modelo es la base de todo el problema: los lobbis quieren seguir imponiendo su sistema tradicional de venta, y en vez de adaptarse a los nuevos tiempos espera que sean los tiempos los que se adapten a ellos. A pesar de que la realidad es tozuda: Internet ha cambiado, y ya está cambiando porque la red evoluciona, cómo se articula nuestra sociedad.

Detengámonos un momento en la idea que comenté al principio de este artículo: ¿es lícito que un gobierno acceda a la presión de los intereses de la industria del entretenimiento y trate de saltarse las resoluciones judiciales creando un procedimiento de control que escapa a la justicia?

Hay que mirar simplemente a la derecha y ver cómo legisla Berlusconi en Italia, que basa gran parte de su mandato en aprobar leyes que lo blindan antes posibles delitos que hace, incluso con indicios, casi imposible llevarlo ante un juez.

El autor tendrá que modificar su sistema tradicional -y probablemente el editor- para comercializar su obra; y otro tanto ocurrirá con la música, el cine, etc. Éste podría consistir en desligarse progresivamente de la industria para convertirse en su propia marca; el otro método consistiría en que el lobby cambiara la idea de pagar por el producto a pagar por un servicio.

Por ejemplo: pagar por leer la prensa en un teléfono móvil o en un lector de libros digitales. Pagas por la información sin banners de publicidad, legible en un formato agradable y al instante. Y pagas por el periódico que quieres leer o los modelos de suscripción que te ofrezca dicho periódico. Aplicable a los libros, ya sean de texto -escuela, universidad-, literatura, ensayo, etc.

Si me bajo una película de la red, pongamos de un servidor muy conocido como Megaupload, sigo un proceso: si tengo un cable HDMI para conectarlo del portátil al televisor, lo veo directamente y confortablemente. Si no, tengo que coger un DVD -del que pago un canon al comprarlo-, grabar la película, ponerla en el reproductor, y luego, si la codificación es la correcta y el disco no está rayado, podré ver la película.

Mucha gente paga en Megaupload o Rapidshare una cuota mensual para tener acceso de pago a sus servidores y descargar películas y música de alta calidad, proceso que dura pocos minutos. El pago de esa cuota sale rentable en menos de veinticuatro horas, y si multiplicas el número de películas a descargar diarias por el coste en una sala de cine, rentabilísimo.

Ahora bien: ¿pagarías una cantidad razonable por poder ver en la televisión esas películas en streaming, es decir, al instante, en alta calidad de imagen y sonido, sin tener que mover el portátil para conectar el cable o el proceso de descargar, grabar, encender el Dvd, sin tener que moverte del sofá?

Si ofreces un servicio de calidad -como hace la persona que se paga un abono para ver el fútbol en una plataforma digital- a un precio asequible venderían mucha música y se vería mucho cine, y tampoco desaparecería la copia porque es tan vieja como la humanidad misma -ropa, relojes, calzado, perfumes…- pero se vería disminuida en un alto porcentaje. La palabra clave es: servicios.

En las películas hollywoodienses vemos el argumento recurrente, en el cine de acción o suspense, de grandes empresas monopolísticas con conductas opacas y que ocultan graves crímenes contra la naturaleza, cuando no asesinatos, y que nos hace pensar en todo el entramado oculto a ojos del ciudadano y los intereses creados que sucede en la vida real.

La película de Hollywood se rueda en España; y, como en las malas películas, el gobierno cede frente a la presión del lobby que quiere impedir el nuevo concepto de compartir -el hipertexto- porque las resoluciones judiciales no le dan los resultados que desean.

¿Está el gobierno de España tratando de eludir sentencias incómodas para la industria del entretenimiento y por ello crea la ley Sinde?

La respuesta la dejo a tu criterio. La pregunta que desearía que me contestaras, dividida en dos partes, es:

  1. ¿Qué implicaciones éticas para la sociedad –ambigüedad en torno al concepto de la separación de poderes; uso de estrategias de estado para soslayar las funciones de la justicia– deja este tipo de actuaciones del estado?
  2. ¿Qué conclusión obtenemos de un presidente que es resolutivo para dar la orden de retorno a sus tropas de Irak, a riesgo de tensar las relaciones con la mayor potencia del planeta, pero que cede ante la presión de una poderosa industria?

Imagen: csem.flinders.edu.au.

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Sobre el Autor

Julio

La idea de este blog nació de la pasión por escribir y compartir con otros mis ideas. Me interesa la escritura creativa y la literatura en general, pero también la web 2.0, la educación, la sexualidad... Mi intención, en definitiva, es dar rienda suelta a mis pasiones y conocer las de otros; las tuyas. ¡Un saludo!

2 Comentarios

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  • yo pagaría por ver y por oír un precio razonable. la música, hoy, no tendría que costar, un trabajo de 16 temas, más de 2 ó 3 euros, en una descarga legal vía red.

    sin embargo, en las webs de descarga legal… ¿alguien ha mirado los precios POR tema? tienden a mantener el estatus económico actual?

    es decir, que «noslomismo» siga viviendo en miami y bautista comprando castillos.

    ¡¡¡ ajjjco de 😮 !!!

    • @Ángel: Y yo también, pero el problema es que entiende el lobby por razonable. Noslomismo jaja, hacía tanto que no lo oía… ¿y lo de cancamusa? Qué tiempos. 😀

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