Las escuelas de escritores y las correcciones
Pensando en el eBook que acabo de publicar y en las correcciones -estoy pendiente de que me llegue el ejemplar en papel ver qué tal quedó la maquetación-, recuerdo que hace unas semanas me decidí a preguntar por un presupuesto a un par de escuelas de escritores para un manuscrito de relatos. Estas escuelas ofrecen diversos servicios: informes de lectura, talleres, revisión de textos, asesoría personalizada en proyectos literarios, etc. etc.
Así que pido presupuesto para uno de los relatos del manuscrito que más dificultades me ha dejado, por buscar otro punto de vista desde la perspectiva de gente que está en contacto con la creación literaria y porque la visión de la obra propia es compleja y contiene muchos matices. Lo que no imaginaba era que el resultado sería tan esperpéntico y que mi licenciatura iba a ser un problema -¿qué si no?- para poder obtener un servicio.
Más que otra cosa, quería comprobar la distancia que existe entre la demanda de un editor y mi trabajo. El motivo de elegir este sitio web fue que daban datos de los correctores -para mi sorpresa, en la amplia mayoría desconoces qué formación tienen quienes te van a corregir- y aunque ninguno era filólogo, ni aparecía con un curso de corrector ortotipográfico, sí había profesorado que había publicado, impartido cursos de Escritura Creativa, algunos con titulaciones relacionadas con el arte o másters del ámbito de las humanidades, experiencia en editoriales, y buenos comentarios de unos cuantos alumnos. Así que me dije: pues vamos a preguntar. Este fue el intercambio de correos con una de las, en teoría, asesorías para escritores más famosas de la red. Los he resumido para hacerlo más ameno.
Correo 1.
Pido el presupuesto para un relato de 10 páginas. Los precios son aproximativos -imagino que porque no es lo mismo corregir a alguien que comete faltas ortográficas y gramaticales en cada párrafo a otro que no-. Les digo que estoy interesado en la corrección que ofrecen; tienen dos, una básica y una avanzada (aspectos más técnicos; la básica es prácticamente revisar ortografía y estilo: cacofonías, problemas semánticos, etc.), y les pido también el precio de la asesoría de proyectos. Este no aparece en la web.
Correo 2.
Me responde una mujer que, muy amable, me envía un extenso correo diciéndome que el costo sería de 3€ por hoja, así que el relato que les envíe serían 30€, y relatándome todo lo que revisarían en ese proceso de corrección, que lleva un informe adjunto con las mejoras que me propondría el corrector. Y que si pudiera enviarle una página al menos para ajustar el precio. También que la asesoría son unos 94€ mensuales, dependiendo de la duración del proyecto, que podría ser desde un par de meses o prolongarse a un año o más: esto se decide según avance el proyecto y el acuerdo a que lleguen entre las partes.
Correo 3.
Le envío dos hojas de un relato en pdf -el que iba a enviarle: letra 12, arial, interlineado 1,15, ortotipografía correcta, salvo error u omisión, claro: estilo uniforme de párrafos, sangrías, márgenes, etc-. Le digo que en realidad tengo un manuscrito de 70 páginas, una colección de relatos, y que quería enviarle este primer texto para ver cómo funcionaba la corrección. Que estoy interesado en la corrección de estilo y sobre todo en aspectos como estructura, finales, personajes, fuerza de la narracción, etc.; que soy licenciado en filología hispánica y que los aspectos ortotipográficos me interesan poco, que ya me encargaría yo de revisar ese aspecto, así que me gustaría que se centraran en lo anterior. (Además, yo doy esos servicios de corrector en mi revista). Y que mi intención era enviar otros tres o cuatro también para revisarlos más adelante -es evidente que si consideraba que valía la pena-.
Es decir: le estaba dando trabajo y pagándole por el mismo.
Correo 4.
La mujer me envía un correo de un par de líneas: dice que lamenta no poder ayudarme, que ellos no atienden manuscritos de relatos porque son unidades temáticas independientes y además salía muy costoso para los clientes.
¿Cómo? Risa tipo Twitter: «JUAAAAAS». A ver si lo entiendo bien.
a) Primero me da el presupuesto para un relato de 10 páginas, para la corrección que ellos llaman avanzada, y me pide una hoja para ajustar el presupuesto. Es decir, me dice de forma implícita que sí que revisan relatos de forma independiente; si no, me hubiera dicho que solo corregían novelas.
b) Estoy seguro de que no debí mencionarle que soy filólogo hispánico. Como dijo Menotti del planteamiento de Mourinho en el Camp Nou en el famoso 5-0: se recontracagó. Pero tener que pagar por lo que se supone que es mi profesión, un cierto dominio de la lengua -fonética, sintaxis, semántica, lexicología, crítica literaria, etc. etc.-, y por si tengo las cursivas mal en los barbarismos o si las referencias a canciones van entrecomilladas, o si el párrafo inicial es francés o no, y además teniendo el manual de Martínez de Sousa, que es la biblia de los correctores, pues me parecería que es como si un fontanero pagara a otro para que le repare la avería. Ni modo, se recontracagó.
c) Casi le respondo el correo con algo similar a: mire, primero me dice que me corrige el relato de 10 páginas y que son 30€, y ahora que le digo que forma parte de un conjunto, ¿me dice que no realizan este tipo de correcciones? Y qué más le da si le envío relatos independientes para corregirlos: haberme avisado de entrada que no corrigen relatos, y no me dé presupuesto para una corrección que no hace, ni me haga perder el tiempo. Y ahora voy a ir a mi revista literaria, donde tengo casi 500 escritores, y les voy a poner a parir.
La otra web donde corrigen textos en la que pedí presupuesto -estilo, ortotipografía, estos lo hacen todo junto- son unas 30 hojas por 60€ al mes. A estos no les dije que era filólogo hispánico, visto lo anterior. Con las ganas que tengo de mejorar y aprender, o al menos confrontar qué pueden ofrecerte estas asesorías para escritores que pululan la red aparte de la corrección ortotipográfica o de estilo -como dijo Unamuno: el estilo está en el hombre antes que el hombre en el estilo, así que no tengo remedio-. 😀
Imagen: http://teflgeek.net.
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Igual no se atrevieron a corregir a un filólogo… por si su corrección no es del todo muy académica.
¡Hola Javier! Vete a saber, es que si no es eso no le encuentro explicación. En fin, ah y gracias por el eBook, aparece una compra y supongo que es el que me habías comentado, ¡un abrazo! Ya me has hecho feliz todo febrero. 😀
También tú mira que tienes ganas. De todas formas es un post muy aleccionador sobre las multitud de inútiles -sobre todo esa famosa web que todo el mundo sabe cual es a pesar de que educadamente no la nombres- que pululan por la red.
Tener una titulación no da méritos, sólo un bonito diploma. Lo cula no implica lo contrario. No hay que infravalorarse ni viceversa. No creo, en verdad, que la respuesta estuviera supeditada a tus estudios, aunque vaya usted a saber. Apúntate en uno de sus talleres, son divertidos, caros, esperpénticos, caros, ridículos y caros.
En México, no hablo de España y menos de Canarias (me produce náuseas y termino tomando activia o danacol y pienso en Pepe Benvente y ni escribo ni cojo ni nada) los talleres los imparten escritores o talleristas de «a deveras».
Aquí, cualquier pendejo con un libro auto -o no. publicado.
Años después, frente a un pelotón de fusilamiento de lectores, aún se preguntaban por qué en España sólo publican inútiles.
Viva el masoquismo. 😀