Las aventuras de Chloé
Chloé, una pelirroja a la que la naturaleza le había dibujado una sonrisa tan acaramelada como la de Regina Spektor, balanceaba graciosamente un pierna sobra la rodilla de la contraria, ensimismada en esas rutinas enojosas de su cotidianidad. La devolvió al mundo real el tintineo de la cucharilla contra la taza que depositó el camarero en su mesa. Miró aquella[…]
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