¡Socorro! He cambiado mi blog de dominio
He cambiado de empresa de hospedaje de mi blog y de TriBu (mi revista de escritura creativa). Estaba en GoDaddy; tras un exhaustivo estudio de un par de horas (very LOL), decidí apostar por Namecheap. De momento, el servicio técnico es mil veces mejor que el de GoDaddy -no era muy difícil-. Me está gustando la experiencia. Es mi primer test con CPanel, ya que GoDaddy, como saben, usa su propio software.
¿Por qué ahora? Por un motivo esencial: porque GoDaddy, tras estar con ellos desde 2008, ha doblado la cantidad anual de pago por el mismo servicio de repente: su hosting linux económico con un solo dominio. ¿Cómo? Lo que lee usted. Y, además, me mudé aprovechando una oferta suculenta. GoDaddy quintuplica ese precio -salvo para nuevos usuarios-. Es decir: el concepto de fidelidad, a la altura del betún. Puestos a ser infiel, me voy con otra.
Al principio, fueron más las dudas técnicas lo que retenía mi decisión. «¿Y si lo pago? son siete años, un sitio fijo, tengo muchas visitas diarias, seguro que voy a estar horas solucionando problemas…» Cuando buscas información técnica, descubres otras nuevas cuestiones: que si pierdes el Google Rank, cómo migrar toda la información (y los métodos para hacerlo son dispares según tus intenciones), etc. Y, a posteriori, las dudas cuantitativas:
¿Qué sucede con todos esos visitantes y comentaristas que tenía? Pues que he perdido casi el 80% de visitas diarias y los comentaristas. Los suscriptores, ni te cuento. La poca publicidad de Adsense que tengo da risa: a ver si, de aquí a final de año, me da aunque sea para pagarme el hospedaje -lo comido por lo servido-. Un drama en toda regla. Normal: siete años en el mismo dominio es útil. Prácticamente, empiezo de cero, por más que de vez en cuando recuerde que me he mudado.
Conclusión: como cientos de blogueros antes, alguna vez me tenía que tocar. Es más el susto y la incertidumbre de «qué va a pasar» que ponerte a ello; al final, prácticamente lo tengo todo en marcha en un par de días. Las dudas técnicas al final son menos de las que imaginas, hay cientos de webs con sobreinformación inútil -porque no necesitas tanta- y repetida a base de copy&paste, y el software de gestión de contenidos como WordPress o Joomla! es cada vez más fiable y potente.
Ahora: lo de las visitas, será cuestión de poner contenidos de calidad. Y si no, hablar para el desierto es terapéutico. La cuestión es lanzar lo que llevas dentro. Para eso escribo.
No dejes de escribir. ¡Hazlo!
No te importe el desierto.
Valora lo que tengas y teclea. Lo importante para un escritor, como tú, es teclear.
Un saludo.
¡Alberto! Tú sí que me entiendes. GRACIAS por el comentario de ánimo: ¡los dos tenemos la necesidad escribir! El desierto y escribir: el oasis. ¡Un ABRAZO!
Es muy cierto. Compartimos la necesidad de escribir. Es nuestro oasis 🙂
Otro abrazo lleno de buenos deseos.