Transgresión
¿Quién no tiene en sus recuerdos esos besos voraces entre lenguas que, utilizando de pronto sus propiedades de músculos, dotadas de una longitud y de una fuerza de adherencia monstruosas, se exploran entre sí y también el relieve completo de la boca y los labios del compañero, y que confieren pleno sentido a la expresión «morrear»?
¿Ese alarde obsceno no se realiza acaso en el umbral de una puerta, al pie de la escalera de un edificio o en el rincón de un portal, donde están los interruptores que precisamente no hemos pulsado? Cuando eres adolescente no sueles disponer de espacio propio y no tienes más remedio que proceder al despelote carnal en lugares semipúblicos como las puertas cocheras, los huecos de escalera y los rellanos.
El instinto sexual que la civilización ha relegado al secreto fluye al principio espontáneamente no detrás de la puerta de una alcoba, sino en zonas de paso que pertenecen a todo el mundo y donde los usos de la cortesía alcanzan su más alto grado de contención: «Buenos días. Buenas tardes. Disculpe, por favor. Usted primero…» Etc. Cuántas veces una mano palurda me habrá manoseado un pecho en el mismo lugar en que los vecinos solían sujetarme la puerta.
Incluso llegada al estatuto de adulta emancipada, era capaz todavía de mostrar bastante impaciencia masoquista para, en un vestíbulo enlosado, iluminado a través de un tragaluz por la luz de las farolas, dejarme zarandear como un saco, mientras permanecía sentada sobre el radiador, con las rodillas debajo del mentón y los tubos de hierro marcándoseme, a cada empellón, un poco más en la grasa del culo.
Por consiguiente, ¿no podemos preguntarnos si el gusto por la transgresión que empuja a los adultos a escoger lugares semejantes, y otros aún más frecuentados, incómodos o insólitos, para consumar el acto sexual, no corresponde a una transgresión que podríamos llamar «primaria», y si su «perversidad» no es imputable a una inmadurez venial?
La vida sexual de Catherine Millet, C. Millet.
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Transgreción adulta también primaria. Pecado venial?imposible porque el pecado no existe, existen las leyes y convicciones. La idea del individuo ha sido panipulada por los mismos individuos.
Un abrazote
Totalmente de acuerdo. Se puede decir más alto pero no más claro. 😀