El sentido del optimismo
La creencia de que el futuro será mucho mejor que el pasado y el presente se conoce como el sesgo del optimismo.
Hipótesis excesivamente positivas pueden conducir a errores de cálculo desastrosos. Sin embargo, el sesgo también protege y nos inspira: nos mantiene en movimiento hacia adelante en lugar de a la cornisa más alta. Sin optimismo nuestros antepasados nunca se habrían aventurado lejos de sus tribus y todos podríamos ser ahora habitantes de la cueva, aún acurrucados juntos y soñando con la luz y el calor.
Para avanzar, tenemos que ser capaces de imaginar realidades alternativas – los mejores – y tenemos que creer que podemos lograrlo. Esta fe nos ayuda a motivarnos y a alcanzar nuestras metas. Los optimistas en general trabajan más horas y tienden a ganar más. Los economistas de la Universidad de Duke descubrieron que los optimistas incluso ahorran más. Y aunque no tienen menos probabilidades de divorcio, tienen más probabilidades de volverse a casar -un acto que es, como escribió Samuel Johnson, el triunfo de la esperanza sobre la experiencia-.
Si bien los últimos años hemos asistido a avances importantes en la neurociencia de optimismo, un rompecabezas permanente se mantuvo. ¿Cómo es que las personas a mantener esta tendencia optimista incluso cuando la información desafiando nuestras previsiones optimistas es tan fácilmente disponible? Sólo recientemente hemos sido capaces de descifrar este misterio, mediante el escaneo de los cerebros de las personas a medida que el proceso tanto la información positiva y negativa sobre el futuro. Los resultados son sorprendentes: cuando la gente aprende, sus neuronas codifican fielmente la información deseable que puede mejorar su optimismo, pero no en la incorporación de información inesperadamente adversa. Cuando escuchamos una historia de éxito como la de Mark Zuckerberg, el cerebro toma nota de la posibilidad de que también nosotros podemos llegar a ser inmensamente ricos en un día. Pero la audiencia que las probabilidades de divorcio son casi 1 de cada 2 no tiende a hacernos pensar que nuestro propio matrimonio puede ser destinado al fracaso.
¿Por qué nuestro cerebro se conecta de esta forma? Es tentador especular que el optimismo ha sido seleccionado por la evolución precisamente porque, en general, las expectativas positivas aumentan las probabilidades de supervivencia. Los resultados de las investigaciones señalan que los optimistas viven más y son más sanos, más el hecho de que la mayoría de los seres humanos muestran sesgos optimistas -y emergen nuevos datos que señalan que el optimismo está vinculado a genes específicos , apoyan firmemente esta hipótesis. Sin embargo, el optimismo también es irracional y puede conducir a resultados no deseados. La pregunta entonces es, ¿cómo podemos permanecer esperanzados – beneficiándonos de los frutos de optimismo – mientras que al mismo tiempo nos guardamos de sus trampas?
Creo que el conocimiento es la clave. No nacemos con una comprensión innata de nuestros prejuicios. Las ilusiones del cerebro tienen que ser identificadas mediante la observación cuidadosa y con experimentos científicos controlados y luego se comunicará al resto de nosotros. Una vez que seamos conscientes de nuestras ilusiones optimistas, podemos actuar para protegernos. La buena noticia es que el conocimiento rara vez rompe la ilusión. La botella sigue estando medio llena. Es posible, entonces, encontrar un equilibrio, creer que vamos a mantenernos saludables, pero obtengamos un seguro médico de todos modos; para estar seguros de que el sol brillará, pero agarremos un paraguas en nuestra salida – solo por si acaso-.
Extracto de The optimist Bias, Tali Sharot, Times, 6 Junio 2011.
Por favor, lee el artículo completo aquí. Es apasionante y demasiado extenso, he extractado parte del mismo pero no deberías perdértelo. Te va a encantar. 😀
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Te lo juro que me ha parecido estar leyendo un artículo del Punsé.
Zuckerberg hubiera triunfado si hubiera aceptado la pepinada -hoy esto ya no tiene valor en España- que le ofrecieron por Feis, pero quiso vivir (mientras pueda) de su ideología, porque, ¿veremos el día que Feis se alejará de la moda modita popular?
Pozí, la clave debe estar en el conocimiento, porque si nos dejáramos llevar tanto palante como patrás… un dó tré… un pasito palante María.
Aceptación, adaptación, paciencia, conocimiento, meditación,
perseverancia, perspectiva, renovación, honradez, entusiasmo, gusto,
circunstancias, validez, necesidad, pero sobre todo sobre todo… ¡diversión! 🙂
Ponga aquí su palabro prefrerido: [ ________ ]
Mi palabro es: [prefrerido] 😀
Me alegro que te gustara, el original es la caña pero me hubiera quedado un tochazo en inglés para traducir que no veas. ¡Diversión! De eso siempre voy buscando. Abrazo, compañero. 😀
Prefrerido, ¿preferido por qué?
¿Por qué nos gusta tener prefes –¿memes?-?, ¿por qué tenemos la necesidad de pertenecer a algo?, ¿por esa garantía inexistente de…?, ¿vaguería de aprender algo nuevo si it’s mejor?, ¿arguien ha olío una nube?
Me sa ocurrio orta palabra del orto: renovação.
Coño que de similitudes con el portugaçao y lo que nos gusta complicarnos con el english como segunda lengua, vi a apuntalmelo, desde mañana… cidadão português, porque hasta hace poco Citizen sólo fue una marca de relógios.
Yo tengo dos relógios pero me pongo ningúnico (y cuando no me pongo ningúnico me vuelvo taquicárdico).