Mad Men: ¿qué quieres para comer, cariño?

Hay series como Mad Men que tienen la fortuna de impactar creando tendencia o moda por algún aspecto: en este caso, por lo retro o vintage -que creo que es lo mismo-, que por lo visto está arrasando en los EE.UU. -allí todo lo que sucede es superlativo-. Hay que bendecir que esta circunstancia no se haya extendido a Dexter, para mí la mejor serie conceptualmente de los últimos años a pesar de alguna temporada flojita, y les haya dado a los estadounidenses, subyugados por la trama, por raptar a vecinos que les envenen al perro o que no vayan a misa y los deguellen en el sótano, los corten en pedacitos y los arrojen al contenedor.

En Mad Men destaca el contexto social de la época en la que está ubicada: los años 60, una época de la que tenía vagas referencias: Elvis, Chuck Berry, los Beatles y los Rolling, las series de televisión edulcoradas, el Show de Johnny Carson, las películas de Billy Wilder y Walter Matthaw y Jack Lemmon, el cómic underground de Shelton y Crumb, los hippys, etc. El vestuario y la ambientación son también muy interesantes en este aspecto; la ropa interior de las mujeres me parece muy sexy -y los complementos- y en general ver cómo eran hace 50 años los productos de la época me fascina. Ah: y que fuman y beben, tanto hombres y mujeres, no diría de manera compulsiva sino casi obscena. Imagino que será tabaco de atrezzo si es que existe porque cuatro años rodando la serie a ese ritmo, como decía La Polla Records: cáncer, de hígado, cáncer, de próstata, cáncer, ¡de médulaaaa espinal! Escena sí y otra también, no hay comunicación sin la liturgia de encender un tabaco. ¿Quién patrocina Mad Men? 😀

¿O, volviendo a lo de antes, lo que me parece sexy es ver a January Jones y Christina Hendricks en ropa interior? ¡Por Dios, esos diseñadores, qué genios! Pero de dónde sacaban esos corpiños, esos conjuntos de bragas y sujetador, esos tenues sudarios… ¡los del sadomaso se han limitado a copiarlos!

Me resulta más pornográfico -pues de esta especie son los pensamientos que tengo cuando las veo en la serie- verlas en ropa interior más que desnudas -en la serie, ni un pezón, también es una lástima- y me despiertan todo tipo de sensaciones contrapuestas -sexuales, claro, pero contrapuestas-: Christina como animal sexual y mujer inteligente -un magnetismo irresistible-; pero lo de January me despierta el pensamiento: «podría enamorarme de una mujer así, que oculta en el fondo una manipuladora y del que el protagonista no aprovecha todo lo que podría aprovechar de su mujer: el Kamasutra Rangaranga por completo». Porque January ha ido transformando su personaje hasta hacerlo seductoramente atractivo por lo que no muestra precisamente -lo que es un logro para una actriz-. Confieso mi atracción natural por las rubias y ¿puede que este hecho afecte a mi jucio? ¡Nah! Por lo que redefino: me vuelven loco los personajes y los cuerpos que los acompañan. La rubia, January; la pelirroja, Christina. Puede ser que entonces vea la serie no por su análisis social profundo y la historia de sus personajes sino por una adicción producto de mis endorfinas.

Mad Men, a la que por fin me he acercado, me subyuga -aparte de por las razones de la foto superior-, más allá de los orígenes de las agencias de publicidad y su impacto en la sociedad. El papel de la mujer en esos años 60 y ver cómo ha cambiado hasta nuestros días -y los sufrimientos emocionales en aquellos tiempos que casi resultan sádicos-; y, encarnado en el macho alfa y casi todo el resto de hombres, los conflictos personales de Don Dapper, un personaje oscuro y atractivo también por los conflictos que es incapaz de resolver -como no podía ser de otra forma-.

Una abogada se forraría hoy día con demandas de acoso sexual si pudiera cogerle prestada la máquina del tiempo a H. G. Wells y trasladarse a aquel Nueva York; y por extensión, supongo, a todos los Estados Unidos. Una mujer podía aspirar a ser secretaria y ser la amante número seis -consentida, por supuesto- de su jefe. Básicamente, es una cuestión de supervivencia: tener una familia y vivir el ser ama de casa aunque luego lleguen a esa situación y aparecen los problemas emocionales, etc. Porque ¿quién aguantaría veinticuatro horas diarias esperando a que llegue el marido de tomarse unas copas con los amigos, día tras día, criando a los niños? Una vida depresiva -y aquí aparece el psicoanálisis, los antidepresivos, la píldora para evitar el embarazo, etc-. De alguna forma, esta píldora «anti-baby» posibilitó también ese papel de la mujer ya que para el hombre había un método muy cómo para asegurarse la posibilidad de ir repartiendo generosamente su semilla por doquier. El hombre, por tanto,  ni se plantea realizar tareas que considera «femeninas» -solo hay que mirar aquella escena entre Rock Hudson y Doris Day, no recuerdo qué película era, donde ella, tras ofrecerse él a ayudarla a recoger la mesa, dice lo de «ni se te ocurra, eso es cosa de mujeres», y tan contento que se quedó el guionista-. El hombre no lo dice, pero con su actitud es como si lo hiciera: «¿Que te ayude en la casa? Eso no va a sucerder hoy, cariño.  Anda, quítate la camisa». 😀

Lo que más me gusta, en definitiva, es lo que me hace pensar sobre la condición del hombre hoy en día; al comparar épocas nacen las contradicciones actuales o las soluciones a por qué funcionamos de ciertas formas -son evoluciones lógicas a veces de aquellos comienzos-, y se pueden hacer profundas reflexiones sobre las relaciones entre hombres y mujeres, el cambio de los valores sociales, a partir de qué ideologías se construyeron aspectos de la sociedad actual, etc. Digo lo que casi todo el mundo ya habrá dicho: la serie se merece un vistazo y me ha gustado más de lo que me esperaba. Tiene un aire políticamente correcto que esconde una sociedad más abyecta de lo que nos gustaría reconocer. A fin de cuentas, en una sociedad patriarcal, con la mujer relegada a fábrica de niños, sucede como en el Gatopardo: vamos a cambiarlo todo un poquito para que todo siga igual -en la tercera temporada, que es por la que voy, anuncian la ley en la que la mujer tiene por fin el derecho a cobrar lo mismo que el hombre: de aquella ley a hoy en día vemos que no se cumplió ni la letra de la misma ni su espíritu, ni allí ni en la vieja Europa-. La mujer está oprimida hasta tal extremo que duele verlo.

De todo aquello hay dos aspectos interrelacionados que me dan qué pensar:

a) Cuando te casas, si la chica es muy feliz puede que te llame y te diga: «Cariño, te he llamado al trabajo porque me gustaría saber qué te gustaría comer esta noche cuando llegues de trabajar». 😀

b) Se pasan el día esperando a que vengas, prepararte la cena y antes, como tienen tanto tiempo libre, se dedican a estar guapas para ti -manicura, peluquería, ir de compras-, oh, sí, es como una obsesión lo de las complacientes mujeres de la serie. Se compran ropa sugerente y satisfacen tus necesidades sexuales. Si te ven solo, se compadecen: son como enfermeras-cocineras-amantes, tres en uno. 😀

Creo que me podría acostumbrar a estas dos situaciones pero, ¡ojo!, solo en los casos de January y Christina. En serio. Para que luego digan que me gustan todas. 😀

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Sobre el Autor

Julio

La idea de este blog nació de la pasión por escribir y compartir con otros mis ideas. Me interesa la escritura creativa y la literatura en general, pero también la web 2.0, la educación, la sexualidad... Mi intención, en definitiva, es dar rienda suelta a mis pasiones y conocer las de otros; las tuyas. ¡Un saludo!

8 Comentarios

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  • Me apunto la serie, aquí, hay uno en casa que es seguidor de la serie y creo que por ese temita de las mujeres y esa ropa interior tan fetiche para algunos hombres. Reconozco que es un look verdaderamente bonito.
    Cuando te casas, si la chica es muy feliz puede que te llame y te diga: “Cariño, te he llamado al trabajo porque me gustaría saber qué te gustaría comer esta noche cuando llegues de trabajar…y así si a mí también me apetece, te pasas por el súper y lo compras”. 😀
    :-*

  • Estupenda Serie. Muy acertada elección Sr :-).
    Más adelante, te recomiendo, si es que no la has visto «The Wire»..cuesta un poco al principio «entrar» en ella…pero luego te atrapa irremediablemente. Obra maestra.
    Ah!! y «Los Soprano»,hay varias muy buenas, afortunadamente.
    Por no expandirme y recomendarte encarecidamente Juego de Tronos…es que es ver un espacio en blanco y me entra el tecleo compulsivo… :p
    Besus!

    PD. Uhmmm Dexter…. :love:

    • Un montón de gente me habla de Juego de Tronos, le echaré un vistazo. Tony Soprano es un crack, cierto, a mí me gustaba muchísimo El ala oeste de la Casa Blanca, me parecía una serie espectacular. Un abrazote. 😀

  • Hola, Julio:

    Yo me trague la serie en un mes. Me encanto la crudeza real de esa decada tan candida. Por cierto, te agradeceria que te pasases por mi blog donde he publicado un articulo sobre la serie. Apelando a los pocos pelos que tienes en la lengua, te agradeceria que me indicaras si es una caquita o no. No te conozco, pero como me apetece pues, besotes.

    • ¡Hola! Gracias por la visita, como ya habrás leído me pasé por tu blog. A mí me ha gustado. ¿Tengo pinta de no tener pelos en la lengua? Si la mitad no lo digo. 😀 Ha sido un placer, ya te tengo en mis enlaces, ¡seguiremos en contacto! Si tienes Twitter, mejor que mejor, agrégame para seguirnos mutuamente. 😀

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