La belleza del cuerpo
Cuéntase de la primera mujer de Adán, Lilith,
(la bruja a quien amó antes de recibir el regalo de Eva)
que sabía su lengua engañar antes que la de la serpiente
y su pelo embrujado fue el oro primigenio.
Inmóvil permanece; joven, mientras se hace viejo el mundo;
y, sutilmente contemplativa de sí misma,
hace que miren los hombres la red brillante que va tejiendo,
hasta que su corazón y cuerpo y vida en ella quedan presos.
La rosa y la ampola son sus flores, pues ¿dónde
podremos encontrar, oh Lilith, aquel a quien no engañen
tus perfumes, tus suavísimos besos y tus sueños tan dulces?
Ah, en el mismo momento en que ardieron los ojos del joven en los tuyos,
tu embrujo lo penetró, dobló su erguido cuello
y estranguló su corazón con uno solo de tus cabellos de oro.
Dante Gabriel Rossetti.
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