Archivoseptiembre 2012

1
La vida roja
2
La belleza del cuerpo
3
Quien no se consuela
4
Escalando la montaña
5
Por sus títulos los recordaréis

La vida roja

Esta mano viviente, ahora cálida y capaz de dar un apretón honrado, si estuviera fría y en el silencio helado de la tumba, tanto rondaría tus días y refrescaría tus noches de sueño que tú desearías que tu propio corazón se secara de sangre para que la vida roja corriera de nuevo por mis venas y tu conciencia volviera a[…]

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La belleza del cuerpo

Cuéntase de la primera mujer de Adán, Lilith, (la bruja a quien amó antes de recibir el regalo de Eva) que sabía su lengua engañar antes que la de la serpiente y su pelo embrujado fue el oro primigenio. Inmóvil permanece; joven, mientras se hace viejo el mundo; y, sutilmente contemplativa de sí misma, hace que miren los hombres la[…]

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Quien no se consuela

La última vez nací en Escondido, California, en 1888, de descendientes de Pedro de Alvarado y esto, que haría desgraciados a tantos hombres, a mí me hizo feliz. Dejo, por mala costumbre, las cartas y los pensamientos sin firmar; como no he lanzado mi nombre al viento, nadie me invita a su hogar, por lo que no frecuento amistades.  Y[…]

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Escalando la montaña

Pasó a unos metros, cogida de la mano por una amiga, y entró en el Siete Viejas, una tasca que estaba hasta arriba de gente y en la que pedir algo era una tarea casi desagradable. Fue ayer jueves, el día de la semana en el que se ha puesto de moda una ruta de tapas y que congrega a[…]

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Por sus títulos los recordaréis

No puedo dejar de maravillarme por los estupendos títulos que ponen muchos escritores a sus libros -y dejo de lado la cuestión de la ayuda de la editorial; ¡déjenme ser romántico!-.En un primer grupo, los títulos son suficientemente poderosos como para estimular la oxcitocina de nuestro cuerpo y querer leerlo. El título de un libro, como bien sabe, no es[…]

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