Un remanso de paz: el premio Nobel de Bob Dylan
Y mira que Dylan me encanta como cantautor. Highway 61 y Slow train coming, de su etapa cristiana, dos de mis álbumes favoritos. El segundo, claro, porque toca la guitarra Mark Knopfler. Pero, pasada la tormenta, me apetece comentar sobre un tema que no creo que haya pasado de actualidad. Dylan irá a recoger su premio, pero no estoy a favor de que reciba el Nobel de Literatura.
Dylan es músico. He leído una docena de artículos, nacionales e internacionales, a favor y en contra. A favor, suele mencionarse su analogía con los trovadores que recitaban poesía acompañados de música. No soy experto en música, y es conocida su poderosa influencia en la cultura popular, más allá de la música.
Sin embargo, me parece un argumento flojo. Se ha aplaudido mucho al jurado del Nobel, una institución privada que tiene derecho a elegir a quien considere, por descubrir autores que, sin ellos, tal vez no tendrían tanta repercusión en el mundo. Pero me cuesta entender, por más que su voz y su talento escribiendo canciones, un producto donde la música es clave, que sus letras tengan poder por sí mismas. No son malas composiciones, pero dudo que pudiéramos decir ni tan siquiera que Dylan es un buen poeta, sin más.
La literatura no vive precisamente su apogeo; quiero decir, la buena literatura. Hay tantos autores que merecen reconocimiento por su influencia en el campo de la escritura, por su legado, y tantos otros que no pudieron obtenerlo, que, sinceramente, darle a un músico como Dylan crea un precedente que los académicos estoy seguro de que van a sopesar. Una vez abres la veda con Dylan, ¿quién ganará el próximo premio Nobel de literatura? Imaginamos que un escritor. Si lo das a Dylan, ¿por qué no a los Beatles?
Cuando leamos la lista de premios Nobeles a los alumnos de institutos y universidades, aparecerá un cantante y habrá que dar una larga explicación de por qué aparece ahí. ¿Qué legado deja Dylan en la literatura? ¿A quién ha influido? ¿Confundimos escribir como Dylan con escribir escuchando a Dylan?, dicho irónicamente.
En un mundo donde, además, las mal llamadas humanidades son desplazadas de los programas académicos de las universidades, este premio hace un flaco favor, insisto, a la literatura. El premio Nobel lo otorga una entidad privada, cierto, pero tiene, por su repercusión y prestigio, habitualmente bien merecido, cierta responsabilidad social. En este caso han querido ser tan indies que, intentado inventar la rueda, les ha salido un cuadrado.
¿Qué es la música sino poesía? Luego está su calidad.
La poesía tiene características musicales, por la conexión con la oralidad, que es el origen de la literatura. Pero si pones a Dylan, por qué no Paul Simon o Van Morrison, o del que muchos otros hablan, Leonard Cohen. Rilke, Lorca, Whitman o Sylvia Plath es una cosa, y Dylan es otra. La academia dio un premio popular, mainstream, y se les fue la olla. No va a ir ni a recogerlo. Tremendo, con la cantidad de escritores que merecerían ganar ese premio Nobel de Literatura, que es a lo que se dedican. Abrazos. 😉