Fábula de los hippys en el desierto de Atacama
Con nuestras reivindicaciones en Internet y en lo que no es Internet producimos el mismo efecto que una vieja bomba de la Segunda Guerra Mundial cayendo en picado sobre una explanada del desierto, con poco efecto colateral -si cabe, un hoyo de unos metros de diámetro, lo que para el desierto supone un cosquilleo flojo que muere abrupto- y cuya motivación inicial viene a ser lo que le sucedió a una comuna hippy que acampaba en el desierto de Atacama: muy divertido, muy zen, la fusión de nuestra energía espiritual con las energías del mundo y lo que se le ocurra a la corriente cultural del momento, pero solo llegará el mensaje, el sentido de toda esa energía canalizada a pocos ciudadanos más que esos locos (reunidos en torno a las hogueras con gloriosos cantos hindúes en honor de Brahma, Vishnú y Shiva -que son dioses carentes de todo sentido de la armonía y la composición musical- acompañados de citar, tempura, tablas hindúes, guitarras flamencas, cazos, palos, triángulos, panderetas y objetos varios que al golpearse entre sí produzcan cualquier variedad de onda sonora, amén de pancartas gigantes y fuegos malabares), fervientes y entusiastas activistas de los remedios homeopáticos y la libertad, e irá uno en una vieja motocicleta pasada la medianoche a la gasolinera del viejo, la única en doscientos cuarenta y tres kilómetros a la redonda como reza el cartel de madera clavado en el surtidor hidráulico, a por hielo para los mojitos, el viejo de la gasolinera pregunta entre curioso y alarmado «y una pregunta, para qué quiere veinte bolsas de hielo, joven», y le explica un hippy con un parecido asombroso al «Nota» de los Lebowski «es para una fiestuqui aquí cerca amigo, queremos cambiar este mundo que es una puta mierda, queremos legalizar la maría con fines terapéuticos y acabar con la opresión en el mundo, la violencia, el paro, los poderosos, el maltrato a la mujer, que los jóvenes tengan una casita para vivir con su viejita, y mucho más, abuelo, dígaselo a todo el que pase que está invitado a mojitos si se viene, también dicen que a lo mejor vienen de la televisión pública a filmarnos», «ah, muy bien, son catorce con cincuenta», le responde el viejo, y nada más salir por la puerta entran dos chicas a pagar el repostaje mientras el viejo ve marcharse por la cristalera al doble del Nota cargado con un saco con veinte bolsas de hielo arrastrándose por el suelo arenoso y le falta tiempo al viejo para decirles «¿ven a ese tio raro de ahí, el que se acaba de subir en la motocicleta esa que parece que se va a estampar en la segunda curva?, pues acaba de llevarse veinte bolsas de hielo para una fiesta, señoritas, que legalicen las drogas y no se qué de la opresión me dijo el joven, ya saben, esta gente liberal de hoy, que está invitado el que quiera a alcohol… y van a salir en la tele… ¡veinte!», éstas llegan a su casa y lo comentan en la cena con una pareja de amigos, y a lo sumo otras 200 personas ajenas conocerán la historia reivindicativa de los amigos comuneros -la gente se siente sola y habla, chatea, chismorrea hasta por debajo de las axilas-, personas que son conscientes de que un grupo de hippys lanzó una campaña a favor del consumo de la marihuana y la opresión en el mundo -si contamos con que nadie de la cadena añada más información, la suprima o le dé un repentino ataque de guionista- y puede que ese día les sonriera la suerte y como la vida es tan aburrida la noticia ruede por el desierto como un arbusto seco y llegue a otros 50o personas más, familia, sobrinos, tíos, colegas, compañeros de trabajo ansiosos de escuchar cualquier cosa en el hastío de su tarea mecánica, 500 siendo muy generoso, si me permiten, y porque Víctor Abayarde, que fuera locutor de cierto éxito en la gran ciudad, ahora tiene su programa local en horario de máxima audiencia e invitó a dos de los activistas de la noche mística que tuvieron sus diez minutos de gloria reivindicativa, y por último se diluye la historia, el cuento, la fábula, la anécdota, el chisme hasta morir solapado con otra noticia de la televisión tres noches después -Beyoncé quiere cambir el color de su piel porque admira a Michael Jackson, en Europa hay falta de combustible por la huelga de las gasolineras, el presidente tuvo un affaire con la mujer de su secretario de estado, fueron atrapados dos «presuntos» terroristas islamisas en un Starbucks de Buffalo, Texas (la presentador usa el término presuntos en su primer comunicado pero en el resto de la noticia son ya «los terroristas»)- porque, seamos serios, la noticia que será recogida días más tarde por los periódicos nacionales es que el desierto de Atacama era vulgar e irrelevante hasta que una pareja de lesbianas chilenas aseguró ver a Jeff Bridges en una vieja motocicleta con veinte bolsas de hielo a la espalda.
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Magnífico Julio, realmente magnífico.
Gracias, estoy practicando la escritura sin puntos, es complejo para que no quede muy farragoso y la acción vaya hacia adelante, estamos mejorando poco a poco, espero, un besote -sé que leer así en plan tochazo no mola, gracias por leerlo-. 😀
¡Muchas gracias! Veo que no te ha parecido tan «tocho» el no usar puntos y seguidos. Ése era el reto -tengo que ir mejorando, sin embargo, soy consciente, pero si no lo intento no mejoro-. ¡Un besote! 😀
Castellano y claro como el blanco cristal.
Un abrazo 😀
¡Hola Almogrote! Muchas gracias por leerlo. Ah, y mucha suerte con el premio, leí el tuyo y el de Pau, muy lindo poema conjunto, ¡me encanta que se unan dos creadores para hacer un trabajo colectivo! Un besote. 😀
¿Ni un sólo punto y aparte? Se hace difícil la lectura.
Se hace, riesgos de ir aprendiendo nuevas técnicas. 😀
La idea del texto es muy buena, Adorado. Sin embargo es un reto para el lector aprehenderla sin terminar agotado. A menera de práctica es un estupendo ejercicio, pero realmente agotador para tus lectores, al menos para ésta que te lee al otro lado de charco.
Un beso, Adoradísimo!
p.d. Decidí ponerme al día con la lectura, y no sólo andar respondiendo cuando se dirigen a mi 😀
¡Hola! Pues bienvenida de nuevo -siempre lo eres-. Sigo trabajando en ello, pero hay autores como Saramago, McCarthy, Pynchon, José Cela, etc. -entiendo que a no todos les gusten- que usan esta técnica, no es nada novedosa, para sus lecturas. A ellos les queda muy bien. Pero yo lo he vuelto a releer y de verdad, a mí no me parece tan duro, pero quizás porque estoy acostumbrado. Sin embargo, agradezco mucho a quien se lo parezca porque entiendo que a mí también determinados textos me parecen costosos de leer, cuando no «insufribles». ¡Un besote! 😀
Ajajajá… así que nos pusiste a tus lectores de ratitas de la boratorio para tus experimentos de escribano, ¡que gente!
No te creas, en fin, que se me cansaron los ojos querido tocayo de mi corazón, pero no me permití ni un parpadeo para no dejar de leer, que está muy bueno.
Pero neta, piénsatelo para la otra, o por lo menos divídelos en párrafos ¡o algo!
Besos.
Sí, lo sé, sabes te diré algo: bueno, chida, tocaya, primero muchas gracias por el esfuercito. Voy: que hay que ir innovando e intentando -si no me sale mal no mejoro-. La lectura en la red no soporta textos demasiado largos, todo es inmediato -es su característica cultural-, así que si lo reescribiera con sus puntitos y aparte y sus guiones de diálogo… para mí ¡no tendría gracia la cosa! Jajaja. Lo suyo es que sufran. Bueno, también creo que leído en papel no se haría tan pesado.
Un besote y sí, el próximo experimento lo espacio, o al menos en párrafos.
Ya sabes que yo también te adoro, verdad. El sentimiento es mutuo -por seguir con la joda del te quiero, sin bromas la vida es aburrida, ¿qué tal?, ni modo, soy incorregible, chilanga-. 😀
Excelente relato, he pasado un buen rato leyendo y releyendo, cada vez me gustaba más.
Gracias por compartir
¡Gracias Higorca! Me alegro que no te costara -lo hubiera entendido bien, lo escribí antes-. Un besote. Ah, me encanta leerte por la revista, con las tareas de administración, errores de textos de los escritores, etc. no doy abasto, pero leer, leo, me encanta. ¡Muáh! 😀
Tu texto me ha encantado!
Y… ¡oh sorpresa! no se me ha hecho nada largo, ni siquiera me había percatado de que es una unidad compacta, sin párrafos ni puntos hasta que no he visto los comentarios de l@s companer@s.
¿Será que leo demasiado a Saramago?
Jaja, hola, pues puede ser eh, sí, Saramago es capaz de pasarse tres y cuatro páginas así y uno lee con tranquilidad, aunque seamos claros: requiere concentración y entrenamiento. Yo procuro que parezca compacta. Bueno, seguiré mejorando, pero me alegro que te resultara cómodo. Oye, puedes creer, xiqueta, que he tenido en mi casa el Ensayo sobre la ceguera y no empecé ni a leerlo -esto que sacas tres o cuatro de la bilbio y dices venga hoy empiezo con Saramago-, y nada, devuelto sin leer, pero varias veces me pasó, luego me olvido y claro, tocan otros; pero con lo de Haití y el que sacó -Una balsa de piedra camino de Haití-, cuyo importe era íntegro para ayudar a la isla, comencé la novela -cambió el título pero es la misma-, no es por nada: eso de que lees dos o tres párrafos y dices: ¡este tio sabe lo que se hace con la escritura! Pues eso, que es muy bueno. Cuando me lo acabe te comento, escribiré una reseña o algo aquí. De momento lo comparto con Submundo de Don DeLillo, que me tiene subyugado. El primer capítulo es im-pre-sio-nan-te. ¡Un besote! (siempre te he querido hacer esta pregunta: ¿qué estudiastes?) 😀
Yo tampoco había notado que faltaban los puntos. Denso y acelerado sí me pareció, pero el estilo le va muy bien a lo que cuentas. Anda que no me he reído con la frase final… 😀
¡Te ha gustado! Qué bien, otra lectora que apunto a la lista de «no me he dado cuenta que no había puntos». Sí, quería que fuera muy rápido, zas, pim pam, lo de denso es que no lo puedo evitar… 😀
Menos mal, ya pensaba que era la única a la que le había pasado, y pensaba: ¿cómo no me he dado cuenta de algo así? 😀
¿No has leído Ensayo sobre la ceguera? ¡Sacrilegio! Bueno no eres el único bicho raro… yo tampoco. No sé porqué siempre tiendo a aparcar los títulos más vendidos o más conocidos. Quizá pospongo la lectura porque muchas veces me afectan las altas espectativas que me crea, y al final acabo pensando que tampoco es la bomba.
Me encantó La balsa de piedra (y su idea de una edición para ayudar a Haití) pero mi preferido sigue siendo Todos los nombres. Y sí, claro que requiere concentración, sobretodo si no estás familiarizado con ese tipo de escritura, pero al poco tiempo se convierte en un paseo. Bueno, esto que acabo de decir es muy personal, habrá a quien le resulte pesadísima. A mi me engancha, es una gozada, tanto que cuando me sumerjo en otras diferentes me molesta encontrarme con la división del relato en multitud de capítulos (es lo que me está pasando ahora con Rojo y negro).
Y para saciar tu curiosidad te diré que (aunque yo pensaba que por mis comentarios «raritos» era fácil de deducir) estudié filosofía.
Salut!
Ah, con razón. En las fiestas eres la animadora, ¡a que sí! (este es el típico chiste que se le hace a los filósofos, supongo) Buscaré la de Todos los nombres a ver de qué va. 😀
Sí, somos la mosca cojonera que importuna con problemas que no interesan a nadie a aquellos que disfrutan alegremente. 😉
Juas juas, no me digas que tú también tienes alma de cumbiera intelectual. Lo malo de una mujer que piensa tanto como tú es que se da cuenta, para desgracia de los hombres, de nuestras limitaciones. Ahora saltará una diciendo: para eso no hace falta estudiar una carrera. Besotes. 😀
Jajajaja… esta canción es genial!
Citando a nuestra gran intelectual, presentadora, guionista, actriz y bióloga, también conocida como barbie de geriátrico: «es una desgracia nacer mujer e inteligente», juas! 😀
Ah, me suena, es esa que es nonagenaria y «se liga» a nenes de 25. Si es que la visa oro es lo que tiene, te deslumbra y luego el efecto hipnótico es arrebatador. 😀