La importancia de ser Filólogo Hispánico
Hay personas, porque en este mundo tiene que haber de todo, que se preguntan la importancia de ser filólogo hispánico. Miran con desdén: «y eso para qué sirve». Entonces tengo que recurrir a la vertiente pedagógica de mi carrera -orientada sobre todo a la educación- y pensar en un ejemplo que un niño podría entender. Y cuento.
Imagina que de repente llegara un todopoderoso del futuro y nos enviara a los de nuestra ciudad de nuevo al holocieno, ese periodo en que vivió el homo sapiens y se cazaban mamuts.Por cierto, los mamuts, dicen los paleólogos, tenían la carne más dura por la parte en que se acostaban.
Pues estamos todos ahí y empezamos a ver qué necesitamos para volver desesperadamente a la civilización tecnológica que dejamos atrás. Ahí están todos, los del ramo de Internet (programadores, informáticos, ingenieros de telecomunicaciones, etc.), jodidos porque no hay ordenadores ni redes ni forma de fabricar circuitos. Los físicos, sin telescopios; los matemáticos, sin pizarras. Los fontaneros, sin tuberías. Los médicos, viendo que la esperanza de vida se acorta a los 30 años, si sobreviven a los ataques de los dinosaurios o las bacterias y virus de la época y sin una penicilina que llevarse a la boca, arrinconados.
En fin: que los filólogos tomamos el mando de las operaciones y decimos: «todos estos, comida para congelar cuando venga la próxima glaciación», y como salen corriendo nos preparamos para cazarlos (porque les explicamos que que es más fácil cazar un tio que un mamut). Entonces, el resto nos mira y nos pregunta, como me has preguntado tú, qué utilidad podemos aportar para llegar lo antes posible al periodo tecnológico.
Nos ponemos los filólogos hispánicos en fila y nos bajamos los taparrabos -que mantenemos por reminiscencias de los documentales sobre el homo sapiens, que los ponen siempre tapados- y decimos como en un coro griego:
«Nosotros servimos para procrear con este obelisco que nos ha dado la naturaleza».
Y esta es, personas impertientes, la utilidad real de los filólogos hispánicos para la sociedad. También enseñamos a escribir (lengua) y por lo tanto a reflexionar (literatura) a los niños y los adolescentes para que no sean unos analfabetos funcionales, pero eso ponlo como segunda ventaja. 😀
Obra: La importancia de llamarse Ernesto, Oscar Wilde.
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jejejeje ¡qué bueno!
un abrazo (o dos, ya puestos) 😀
Jaja, me alegro que te haya gustado, MariLuz, van dos abrazos de vuelta para ti. 😀
Bueno, hay casos peores, por lo menos vuestra profesión tiene aplicaciones prácticas -que hoy en día parece que es lo único que tiene valor- y puedes explicarle más o menos para que sirve tu trabajo, aunque sea en algunos ámbitos específicos como el de la educación. Imagínate lo que es que te pregunten:»¿a qué dices que te dedicas?, ¿filosofía?… pero ¿inglesa o cuál?» Y claro, te tienes que reprimir las ganas de decirle que está en el mundo porque la selección natural a veces falla. Y te muerdes la lengua y le dices: «no, filosofía inglesa no, yo soy más de alemana, porque el empirismo británico me parece demasiado simple comparado con el racionalismo-lógico que se lleva este año».
Jajaja, sí, la selección natural, hay personas que hacen cada pregunta que bueno, es lo que tiene tener boca. Hay otra vertiente, que también tiene lo tuyo, que es la investigación, pero claro, ponerse a vivir de becas de 1000 euros sin cotizar durante tres o cuatro años para luego ir al paro y pelearte con uno con graduado escolar por un puesto de reponedor tiene su guasa. O cuando dicen, a amigos les ha pasado, que tienen demasiado currículum -solo tienen una diplomatura o licenciatura- y claro te pones a pensar: será que el empresario no quiere un tio formado que le cuestione sus gilipolleces. Pues claro, va a la mano de obra barata, digamos. Un amigo, Alexis, me contó que en una entrevista la entrevistadora llamó en su cara al paro para decirle a no se quién que no le estuviera enviando licenciados. Él hizo empresariales, que tampoco me parece como una carrera de pensar y tampoco sé por qué la llaman licenciatura; la meto en el saco de trabajo social, que es diplomatura pero vas a clase, haces debates y entregas trabajos y hala, título. Así va el sistema educativo, generando una masa de borregos iletrados y perroflautas, que diría Jiménez Losantos, y por eso no salen 5 millones a la calle a dar por culo al gobierno y los políticos, porque entonces, si fueran conscientes de todo lo que abarca y el modelo de vida que suponen tiene predestinado a vivir y que esa sensación de desgana es generada por el sistema para que no te levantes a luchar, entonces, amiga, sí que se iban a cagar vivos. Voy preparando el viaje a Valencia en mi imaginarium, ve avisando a tus amigas solteras. 😀
Sí, recién salida de la facultad, pardilla como todos, comencé a buscar trabajo. No me importaba en qué, y después de unos cuantos palos aprendí a omitir datos cuando para un puesto en una droguería-perfumería me dijeron que si hubieran sabido que tenía estudios no me hubieran llamado para acudir a la entrevista.
Y por otro lado tenemos esa fiebre de «titulitis», de acumular y acumular papelotes donde el Borbón certifica que has pasado horas y horas sentado en un aula, no importa si aprendiste algo o no. Todos conocemos a gente sin titulación con más sentido común y mucho más formada que la mayoría de licenciados que producen, como longanizas, las universidades españolas.
Salut!
P.S.: ¿Sabes? mis amigas son pocas y me las estimo 😀
¡Salut y força al canut! -o como se diga-. Sí, hay gente, de verdad, yo no soy un coco ni un empollón, hay gente más inteligente que yo y más preparada, pero conozco gente que tiene un título por la misma razón que uno se pilla una gastroenteritis. Hay formas y formas de sacar una carrera. Bueno, por eso los genios son pocos, el resto estamos ahí mirando y diciendo: hala, que crack esa persona.
P.d.: 😀
Una de forma correcta las siguientes palabras: Conocimiento, evolución, humana, invento, papel, humo.
Por fin salió lo del obelisco, menos mal, te veía en el paro. 😛