Paseo en bicicleta por la playa

¿No es curioso cómo se puede identificar la música con los recuerdos? También, creo, con el movimiento, como el del mar.

Cuando cojo la bicicleta me siento genial. Tengo mis gadgets a punto (mochila delantera con spray anti pinchazos, destornillador tipo navaja suiza con varios tipos de cabezales, la luz delantera y trasera, el sillín de gel,…). Esto es como cualquier otra afición: puedes comprar de todo.

La bicicleta tiene sus riesgos y ya conté una anécdota de un accidente en esta misma bitácora. Me gusta ir por la Avenida Marítima, que está a pocos minutos de mi casa. Por variar, ahora recorro el último tercio, que corresponde aproximadamente a la Playa de La Laja, cuya longitud hago dos o tres veces para hacer entre 15-20 kilómetros a buen ritmo y dependiendo del viento, que por lo general es poco bondadoso. 😀

Los mejores momentos son cuando, motivado por el ejercicio y la música, encuentro al mar agitándose al ritmo de una canción en concreto. Parece que estallara contra las rocas como Mickey Mouse mueve los objetos en la película Fantasía; las olas se transmutan en ondas sonoras y el efecto, a mis ojos, es el del misterio del líquido creando figuras en la superficie, como si fuera un elemento vivo y no una simple abundancia de moléculas con ciertas particularidades físicas.

Me resulta un espectáculo hipnótico, como cuando a veces uno se queda mirando fijamente una hoguera o un fuego, ¿no te ha pasado nunca?

Así que anteayer me detuve, justo antes de llegar a la playa, y viendo un rincón por donde podía bajar con la bicicleta y sonando en mi Mp3 una de esas canciones que embruja el mar -¿o es el mar el que embruja la canción?- grabé ese ratito. La otra opción, grabar mientras pedaleo, que sería lo ideal, es no negociable porque… bueno, no pasé la prueba de equilibrio con el Circo del Sol. 😀

Otra tarde me detengo en la misma playa, que es diferente al resto que suele promocionar la isla porque es de arena negra, y elijo otra; no encuentro otra forma de trasladar esa sensación que es única y, probablemente, con pocas posibilidades de ser empática: hay vídeo y música, pero falta el viento y el olor. Y la bici.

Imagen:http://mindfultourist.com/2010/07/01/the-mindful-tourist-celebrates-the-fourth-of-july/.

Música: Get along, Morcheeba.

 

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Sobre el Autor

Julio

La idea de este blog nació de la pasión por escribir y compartir con otros mis ideas. Me interesa la escritura creativa y la literatura en general, pero también la web 2.0, la educación, la sexualidad... Mi intención, en definitiva, es dar rienda suelta a mis pasiones y conocer las de otros; las tuyas. ¡Un saludo!

5 Comentarios

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  • Me encanta el olor a mar.
    Ayer, cuando leía tu entrada pensaba en las «casualidades». Es curioso, yo voy a correr regularmente a la playa, y cuando necesito «más soledad» me escapo a «La Laja», tiene un algo que me conquista cada vez que la visito. No quiero que se materialice ese proyecto que hay de pisicinas, dejará de ser el rincón perfecto para escaparme de todo, aunque sea por un ratito. Y, entre la música que me acompaña, también se encuentra Morcheeba, distinta canción, Crimson.
    Tiene usted buenas costumbres :-). Un besote.

    • Lo de las piscinas no lo apoyo tampoco, pero no lo sabía. Piscinas naturales, supongo. Qué va, qué va, aunque la playa es peligrosa y hay que bañarse con cuidadín. Mira, Crimson y Blood like lemonade son dos de las que más me gustan de ese álbum, pero no suena como los primeros de Morcheeba. A ver si el siguiente, si hay suerte, se acercan a eso tan chulo que hacían antes (creo que se llama trip-hop, pero no me hagas mucho caso). Calla, que fui a correr al parque romano y estoy roto jaja, creo que la bici viene a ser como 1/4 parte de equivalencia de lo que es correr, en cuanto a esfuerzo. Pero qué a gusto te quedas luego. 😀

      • Piscinas naturales, sí, pero con todo…qué mal, dejará de ser esa playa para ser otra playa más.
        A morcheeba los conocí con el albúm anterior, Dive Deep, me enamoré perdidamente de Enjoy the ride y Riverbed, y a partir de ahí retrocedí en su discrografía, conquistándome ya completamente. Estuve una temporadilla enfadada con ellos, porque me llevaban a momentos que no quería pensar, pero finalmente, entré en razón y nos reconciliamos gracias Crimson.
        Ufff el parque romano es nivel, jajaja, yo no me atrevo porque me entra el «síndrome del corredor aficionado» con todos los hipermegadeportistas que habitan por ahí. Y sí, te «rompe» pero lo bien que te quedas luego lo compensa con creces :-).

        • Eso son cuatro o cinco que flipan, pero el resto ya te digo yo que va a sudar e incluso a caminar, chicos y chicas. A mí me gustan más los primers álbumes: de mis favos, Slow down, Blindfold… Un abrazote. 😀

          • Maybe intente un día lo del parque romano, ya te contaré que tal, aunque la sensación de correr escuchando el mar es dificilmente superable.
            Otro para tí :-).

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