Del libro a Internet: la nueva escala de valores
El tema de la desparición del libro o su convivencia con Internet y los lectores de libros digitales sigue llenando artículos. Cada cual profetiza con la esperanza de que el futuro les de la razón.
Pero más allá del cambio del medio en que sean transmitidas las ideas está el cambio de mentalidad que introduce Internet. Por una parte, es un cambio de modelo de representación y clasificación u ordenación de ideas; por otro, Internet tiene una característica decisoria: la capacidad de igualar en una línea de horizonte cuya extensión es infinita.
Mientras en el anterior sistema de valores existen los «grandes» pensadores -ensayistas, poetas, científicos-, que son la cúspide a partir de la cual se desarrolla el sistema hacia abajo, en Internet se crea una meseta igualadora en la que la cúspide no existe como tal. Los libros generaron un corpus de referentes totémicos, es decir, los ascendientes. El Quijote en novela o Hamlet en teatro están en la cúspide y nadie discute su lugar canónico. ¿O Internet puede cambiar este modelo de pensamiento? Mientras que Shakespeare puede impregnar la literatura posterior por su capacidad de contaminación -que le otorga su poderío como fuerza creadora excelsa-, no parece tan seguro que en la red puedan aparecer Shakespeares contaminadores.
En Internet, la nueva escala de valores deja a ras casi todo lo que es escrito. Se desarticulan las jerarquías. Las bitácoras presentan narraciones breves. Todo se reduce a lo inmediato, como si el pensamiento tuviera que viajar a la velocidad de la luz para que posea veracidad y categoría.
Embriagarse de la red trae efectos secundarios: comienzas a ver el mundo no virtual con los valores de la red y el concepto del mundo cambia. ¿Desaparecerán en la vasta circuitería de la red los antiguos modelos jerárquicos de los libros en los que los «líderes culturales/intelectuales» establecían lo selecto?
Esta nueva escala de valores no sólo cambia la visión de lo que prevalece y las jerarquías, sino en cómo, es decir, la nueva forma de narrar. En Internet ya no se escribe igual que se escribía para los libros tradicionales; ¿hasta qué punto cambiará la escritura en el modelo previsible de convivencia entre el libro tradicional y el libro digital o, aún más, con la nuevas características narrativas de la red? ¿Modificará el cómo se escribe para el libro tradicional? Quizás las partes del discurso que establecieron los griegos sean complejas de aplicar a textos de menos de ciento cuarenta caracteres -y eso que los griegos eran capaces de todo-.
Vamos a ver qué nos trae de nuevo estos cambios que parecen sustituir los antiguos modelos de pensamiento. Lo veremos en los próximos años, me temo, porque en este momento padecemos los efectos adictivos del soma y no tenemos la certeza de poder sopesarlos con objetividad.
[…]
¿Por qué de pronto esa inquietud
y movimiento? (Cuánta gravedad en los rostros.)
¿Por qué vacía la multitud calles y plazas,
y sombría regresa a sus moradas?Porque la noche cae y no llegan los bárbaros.
Y gente venida desde la frontera
afirma que ya no hay bárbaros.¿Y qué será ahora de nosotros sin bárbaros?
Quizá ellos fueran una solución después de todo.Konstantinos Kavafis (1863-1933), poeta griego.
Imagen: www.weareoca.com.
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«Embriagarse de la red trae efectos secundarios: comienzas a ver el mundo no virtual con los valores de la red y el concepto del mundo cambia.»
Toda la razón, ocurre, ¿pero no es eso lo que querías?, personas que piensan por sí mismas, que opinan.
Vamos a dar un voto de confianza, mientras la gente se siga entendiendo no hay nada malo en la escritura breve y concisa, en una nueva lengua —aunque no nos guste—, en la adaptación del hoy al mañana, etcétera. Vamos a pensar quién y por qué nos ha impuesto un modelo social y por qué debe ser «oficial», por qué no vale la calle como punto de partida para el aprendizaje. Mira, el castellano no es la lengua más fácil de aprender, ¿tal vez la más adornada?, se dice que el inglés es más práctico y sencillo de conocer, ¿entonces? En la variedad está el gusto. Sólo podemos acercarnos lo más posible a lo que nosotros creemos que es la verdad, y «nosotros» no somos todos.
¿Grandes pensadores, lugares canónicos?, no juzgues a nadie por su nombre, sino por lo que escribe y hace, y escribir puede ser tarea de cualquiera. Hablar de grandes personajes es como poner un techo al intelecto. Todos pueden ser buenos en la red y fuera de ella, más allá de un nombre.
Es un punto de vista. Pero me parece que hay referentes, cánones, indiscutibles, o de poca discusión salvo locura transitoria, en los aspectos culturales humanos. Lejos de eso, lo que comentas es una democracia de las letras, pero en una cosa no creo que estés en lo correcto: que no sea fácil de aprender el español no le da un aspecto barroco: es riqueza léxica. La variedad, cantidad de matices nos da precisión, y una lengua preparada para el pensamiento filosófico, porque poseemos ese vocabulario filosófico que ya le gustaría a otros idiomas, que poseerán otras particularidades mejores o peores. El inglés necesita crear constantemente porque tiene lagunas expresivas. Nosotros, menos, pero el idioma es un ser vivo que evoluciona. 😀
Justamente esa riqueza de la que hablas en muchos casos es perjudicial. Tanta diversidad de palabras y tantas ideas en mi cabeza me han hecho desviarme de lo que realmente quería decir; exacerbado por ese idealismo o democracia literaria. Hay días que no me rige la cabeza tan bien como quisiera. Si no fuera por estos momentos qué poco divertido sería todo. 🙂
Tienes razón en tu respuesta y sobre todo me desvié totalmente de tus principales cuestiones. Paso a explicarme un poco mejor, si puedo:
Sobre el aprendizaje y uso del lenguaje, el matiz principal que quería presentar es que las personas se abren paso entre tanta maraña de normas y procedimientos que trae debajo del brazo el idioma. Internet es sólo una herramienta de comunicación más que ha permitido de manera global que el pueblo hable y todos lo escuchen. Un periódico o un libro no hacen esa tarea tan bien como lo hace Internet, y puesto que los dos primeros están atados al propio comercio, y a la política, no pueden cubrir lo que viene a rellenar Internet: un medio más libre. Si los inmortales de la Real Academia Española, los periódicos, los libros, los telediarios, la radio, etc., se nutren de la calle como de Internet, por algo será, quizá estos medios no eran todo lo bueno que esperaban ser o no cubrían todas las necesidades del pueblo. Y por eso ahora tenemos la batalla por su control, pero esto es otro tema.
El uso del lenguaje es igual de precario o docente en la calle como en Internet. Puedes encontrar desde contenido tan sencillo como un comentario sin sustancia en una bitácora, a extensos documentos de investigación en este u otros formatos, y por todo lo anterior, puesto que es un medio relativamente libre y en el que hay una exagerada participación, hay que saber determinar quién dice algo y quién no. La existencia de una escala de valores o jerarquías, de líderes, no desaparecerá pero tampoco debemos establecerlo como límite, a veces en una simple tontería podemos tener la respuesta a nuestro problema. Los grandes descubrimientos casi siempre fueron fruto de los errores. Entonces no por ello se debe menospreciar o apologizar sobre un cambio en los esquemas de racionalización, y si fuera así, sería un perfecto reflejo de que no estamos estancados y que no funcionamos tan bien como pensamos, de que el mundo se mueve.
Ahora, me preocuparía más el analfabetismo de la mayoría de la población al que está llevando el uso de Internet, a una escuela común, sin tutor y sin capacidad para enseñar al lector a pensar por sí mismo y expresarse debidamente, que a la reestructuración tanto de pensamiento como de forma de la que hablas, que no está ligado al tiempo o espacio sino al ocio y sensacionalismo. No es más importante la lengua sino lo que se quiere transmitir.
No creo que el libro o el periódico desaparezca, no me imagino a una persona en la montaña o la playa, cargando la batería de un libro electrónico con una dinamo o unas pilas supletorias; ya se preocuparán de vendernos más de una batería. No hay que pensar en sustitución sino en coexistencia. La palabra seguirá estando en todos los medios. Ahora bien, otro debate sería qué es más ecológico para el planeta y en definitiva para nosotros, si el material usado para fabricar un libro electrónico o en papel, en una sociedad no capitalista supondría que el electrónico, que tiene más de un sólo uso. Pero eso también, es otro tema.
Para terminar, concuerdo en que nos estamos embriagando de la red, queremos abarcar demasiado y por eso la escritura corta está teniendo tanto éxito, y por ende la lectura. El que mucho abarca poco aprieta, y por eso debemos discernir entre las ocupaciones importantes y el ocio.
Seguro me he vuelto a ir por las ramas. Voy a tomarme las cosas con más calma. Qué chapa. Dos tetas un culo. 🙂
No sé, yo creo que en Internet se escribe peor, un rigor sintáctico y ortográfico más pobre, con tendencia al «lenguaje sms», sólo hay que visitar blogs, foros y sitios de mucho éxito para darse cuenta -también en inglés-, en ese lado creo que Internet no ayuda pero no por Internet, sino porque no se han regulado «etiquetas» formales, es decir, de lo imprescindible que es trasladar el código, el lenguaje, de forma correcta. La @ no es un símbolo lingüístico, por eso decir «el día del niñ@» es una aberración, pero bueno, si hay que usarse, se usa, como todo, y ahí está el problema.
En cuanto al libro digital, ¿alguien calcula lo que genera en residuos crear los componentes y los plásticos del aparatito? ¿Si esa industria genera vertidos? Claro, es que parece que estos aparatitos son de lo más ecológicos. Si usan plástico, éste viene del petróleo. Y ya con eso tengo.
Dos culos y dos tetas. A mí me ha gustado y me he detenido en lo que más me llama la atención, pero si tienes bitácora ¡yo que tú lo ponía como artículo! 😀