Autopublicación: ¿literatura pobre y trash-food?

literary-put-down¿Eres escritor y te autopublicas? Yo me he autopublicado. Fue una selección de textos de este blog, en 2012. No me fue mal, para ser la primera venta y, lo más importante: no tengo ni la más remota idea de márketing. Tampoco hubiera imaginado, ni por asomo, la cantidad de autores que se autopublican y, por tanto, llenan la red de anuncios: lee mi nueva novela por 0,99€, lee esta historia de suspense por 1,20€, fantasía de trolls y elfos por 2,99€, no te pierdas el segundo libro de mi trilogía (las trilogías autopublicadas están de moda), etc…

Es un mercado inabarcable y agotador. He entrado recientemente en grupos del Facebook -y mira que llevo años registrado- de 5000, 10000… autores y es una herida abierta de anuncios de novedades. Autopublicadas en un 99%. Será extraño ver a Anagrama, Seix Barral, Siruela o Booket anunciando en esos grupos sus libros. Mantienen, también de esta forma, las distancias con su producto.

Sin embargo, el panorama literario, y por tanto el editorial, ha cambiado. Las empresas tecnológicas -proveedoras de servicios, etc-. han encontrado un filón en el deseo más ansiado de este postmodernismo: el ser escritor. Le das una patada a una piedra y te salen doce poetas y ventisiete novelistas (creo que acerté con la proporción). Ninguna otra profesión relacionada con las artes parece más cercana. A fin de cuentas, para pintar necesitas óleos, pinturas, cierta visión de la composición; para la escultura, más minoritaria, ciertos materiales, etc. Pero para escribir necesitas papel y bolígrafo; portátil o cualquier dipositivo con el que el escritor se sienta cómodo. Proliferan, además, como nunca antes en España -que nunca tuvo tradición- los talleres de escritura. Últimamente les llaman de escritura creativa, pero lo que tienen de creatividad lo tengo yo de astronauta. Lo que hacen es dar una serie de técnicas y analizar la producción literaria universal, grosso modo, y desmenuzarla. Si todas esas técnicas fueran científicamente demostrables, tendrían que salir no menos de quince grandes autores por seminario.

Pero no salen. Ni dos ni tres. Que no te cuenten mentiras. Suelen aparecer las excepciones: de trescientos o cuatrocientos grandes autores universales, dudo que el 1% haya ido aun taller de escritura (y créanme que lo de «creativa» no existía en aquella epoca, la creatividad comienza a tener peso en la psicología aproximadamente partir de los años 50-60 del siglo XX). Por todas partes nombran a Ian McEwan o Ishiguro. Alguno más ha ido, pero talento tenían. Que necesitaran o no un taller de escritura para desarrollar su talento tiene tanta certeza científica como que mañana te toque o no la lotería (exagerando la metáfora se entiende mucho mejor).

Este argumento encontrará lectores a favor, salvo los que interesa promocionar a este o aquel taller de escritura creativa. Algún vídeo he visto en Youtube diciendo que «por supuesto, con un taller de escritura creativa no se garantiza que se aprenda a escribir bien, pero…». Pues llegados aquí, todo aquel que no ponga pausa al vídeo acabará yendo a uno.

Pegados a estos talleres de «Novela. Trama. Personajes. Desarrollo. El punto de vista., etc.», toda una legión de coachers para escritores, correctores (a mí no me miren, que yo trabajo con el idioma, no digo que corrigiendo el texto les vaya a hacer una obra maestra: tan solo le paso la lijadora), etc. ¿Y tú, Julio, no das talleres de escritura creativa? Sí, pero no engaño a la gente, no cojo cuatro libros sobre técnica de la novela que compro en cualquier librería, hago un programa y lo imparto. Eso lo hace cualquiera. Yo hago otra cosa. ¿El qué? Ah, no seas listo, un día te vienes y me dices qué tal. Yo no enseño a escribir bien. Si crees que alguien te puede enseñar a escribir bien te has equivocado de profesión. Tú no quieres ser escritor: tú quieres ser famoso y elegiste la escritura porque no te parece tan difícil y te quieres un montón.

Pero vamos a los dos puntos de vista, a favor y en contra de la autopublicación. Seré duro. Si alguien lo desea, espero debatir las ideas, no hacerlo personal. Para eso no toques en mi puerta.

Argumentos en contra de la autopublicación

La autopublicación rebaja el nivel de calidad de la oferta literaria. Esto es una verdad tan grande como que en el trasero de toda vaca existe una urbe de bacterias. Si cualquier persona, sin pasar por filtros (editoriales), puede publicar, también está haciendo más difícil:

a) La selección de buena literatura

b) Saca fuera a autores a los que les ha costado esfuerzo publicar con una editorial y pasar sus filtros

Me pongo de ejemplo para que nadie se enfade. El eBook de mi libro A través del espejo son 6,17€ (con la oferta de FNAC, si no 6,5€). Me voy a cualquier foro de la red, o una red social como Twitter o Facebook, y leo a gente publicitando novelas, ¡novelas de 300 páginas!, a 2€, en formato eBook. ¿Cuál es el valor de ese texto? Porque yo siento que sabotea el mercado y el valor económico inherente al trabajo autoral.

c) El problema es que contagian modas literarias que acaban convirtiéndose en clichés que convierten un género interesante en una aberración. Ejemplo: la novela negra. Adoro la novela negra, clásica y contemporánea. Pero no se pueden publicar 300 novelas anuales (o sí, porque el lector las compra) por editoriales… y otras diez mil en autopublicación. O novela histórica. O la erótica que se ha puesto tan de moda (erótica mala, no son Catherine Millet o Historia de O, precisamente). Es imposible que todos esos escritores no caigan en clichés (ya no solo en cuanto a personajes, conflictos, tramas, etc.), heredando las pequeñas novedades de una obra u otra (novedades que son «devoradas» por los más cuicos y que son rápidamente incorporadas a sus novelas) sino en cuanto al estilo. Se copian unos a otros. «Era una tétrica noche de otoño cuando…».

d) De estos puntos sacamos la conclusión de que es lógico, visto el panorama, que salvo que una editorial apueste por un autor porque, sencillamente, lo compran, es una quimera ser «captado» por una editorial (mediana, pequeña) para publicar tu obra en lo que sería el desarrollo editorial ordinario: manuscrito, revisión, publicación, promoción, etc.

e) Los nuevos amos de la autopublicación, las empresas que han visto el filón en el deseo de todo quisqui de publicar y ser escritor -lo que parece dejar a la profesión en un eterno «accesible para cualquiera»- pretenden convertirse en los referentes culturales. Para eso, atacan sutilmente al mundo editorial -que no deja de ser el amo tradicional que impone su ley- incidiendo en aspectos como: facilidad para acceder a un amplio público que -está demostrado- compra, ninguna o escasa inversión económica por parte del autor, la «libertad» frente al supuesto «capricho» de las editoriales tradicionales (que, ojo, tienen una zarpa en el mercado digital porque no quieren dejar de tener el «control»).

f) La aparición de «gurús» de la autopublicación y el merchandising (que relaciono con los «talleres de escritura de mengano o de zutano»), que hacen su agosto amparados en la ilusión del que tiene pósters de Pérez-Reverte en su dormitorio (ya sabía yo que algún día volvería a mis viejas manías).

Argumentos a favor de la autopublicación

a) El primer argumento es la realidad tecnológica. Los avances científicos han favorecido una nueva forma de entender el mundo y de comunicarnos. Un ejemplo claro es este blog: yo no podría contar mis ideas a muchos lectores de México o Filipinas sin su ayuda. La realidad cambia y la forma de leer, también.

b) Las editoriales que arriesgan de verdad frente a las pseudoeditoriales. LLámense así a esas editoriales cuyo único contacto son unos correos electrónicos, que no acuda ningún miembro en tu presentación, y que dicen a sus nuevos escritores que han sido seleccionados porque tienen talento… y cada mes publican a otros diecinueve nuevos «talentos». Estas editoriales trabajan con impresiones bajo demanda, y según se va vendiendo van sacando tiradas. La promoción (y el costo de la misma), la gestión de la venta de ejemplares, el lugar de la presentación, etc. corre a cargo del autor. Además, el contrato no es ninguna risa: aunque hay una ley que regula los contratos entre autor y editor, lo cierto es que hay unos mínimos y máximos (la ley contempla hasta 5 años la retención de derechos de autor de las editoriales) y en los primeros contratos puede pasar cualquier cosa.

Conozco amigos poetas (¡un saludo!) que han amerizado en editoriales de estas (no es raro que pertenezca como negocio a una editorial mayor, que desea aprovechar el filón) y se han agarrado al primer bote salvadidas que han visto flotando. La impresión ha sido negativa y el único miedo que tienen es no irse demasido de la lengua, porque al menos allí le han dicho que sí, y prefieren publicar en editorial que hacerlo por su cuenta. Y claro, siempre da más prestigio, nos guste o no.

Nota: la experiencia con mi editorial ha sido buena, en general. La perfección no existe, es una industria como cualquier otra.

c) La crisis económica. Hay personas con mucho talento que, por miles de motivos, no tienen la fortuna de poder acceder a una editorial, o no ganan premios. Son los que quedan cuartos, quintos, terceros, que no aparecen en ninguna parte, y que ellos tamopco lo saben (porque los manuscritos son destruidos y no hay informes de lectura, evidentemente). Así que recurren a la autopublicación con el mismo rigor y mimo que cuando envían su manuscrito a un premio o a una editorial. A estos autores se les lee los dos primeros párrafos y es suficiente para saber que son buenos escritores. El ritmo, el lenguaje… La forma nos da la pista, always.

d) La autopublicación es horizontal frente a la verticalidad del mundo editorial tradicional. Sobresalen menos (y, por tanto, hay más homogeneidad) y, al ser difundidas las obras en redes sociales, etc. no necesitan de la página de El Mundo o El País, comprada por la editorial mengana para anunciar al súper ventas fulano. La horizontalidad puede ser más democrática (aunque sea una democracia aparente).

f) Da la oportunidad de crear. De ser nosotros mismos. De dar a conocer nuestro talento a los demás, pero sobre todo a nosotros. De explorar nuestras facetas y nuestra creatividad. De compartir. De transformarnos nosotros, el mundo y tal vez a los demás; a que nos acompañen en un viaje (diré: A  través del espejo, que no se note la publi subliminal, que no se note…)

Aquí dejo mi pregunta final: ¿estás de acuerdo con la autopublicación o no? ¿Qué opinas? Me encantará debatir, un debate por favor sustancioso, afable, poderoso, apasionado y respetuoso, a poder ser. Estaré con los ojos bien abiertos por si alguien desea dejar su comentario.

Imagen: http://www.accreditedonlinecolleges.com

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Sobre el Autor

Julio

La idea de este blog nació de la pasión por escribir y compartir con otros mis ideas. Me interesa la escritura creativa y la literatura en general, pero también la web 2.0, la educación, la sexualidad... Mi intención, en definitiva, es dar rienda suelta a mis pasiones y conocer las de otros; las tuyas. ¡Un saludo!

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