Orlando de Virginia Woolf

250px-portadaorlandoEntre Al faro y Una habitación propia, la escritora Virginia Woolf escribe Orlando, una novela de difícil clasificación por parte de la crítica, y de la que que el propio Borges -su traductor al castellano- comentó que «colaboran la magia, la amargura y la felicidad». Está considerada una de las mejores obras literarias de Woolf, a la altura de Mrs. Dalloway o Las olas.

Para Rafael Galán Moya, en su trabajo El hecho fértil: Orlando, de Virginia Woolf, partiendo de una afirmación de V. Woolf en The Art of BiographyAlmost any biographer, if he respects facts, can give us much more than another fact to add to our collection. He can give us the creative fact; the fertile fact; the fact that suggests and engenders«), el autor considera Orlando como:

un acto creativo múltiple, que imbrica entre otras cosas las siguientes:

(I) reimaginar la forma de la escritura;

(II) repensar el lugar del individuo en la historia;

(III) meditar sobre las categorías sexuales

En un excelente trabajo de María Asunción Gutiérrez López encontramos varios párrafos esclarecedores sobre la novela:

En Orlando, el personaje principal llena el transcurso de la narración, sufre cambios a lo largo del proceso narrativo y se nos cuenta su evolución, incluso metamorfosea de hombre a mujer. Posee un móvil para sus actos, el deseo, la ansiedad, el miedo, la necesidad, la amistad, o el amor, son los sentimientos los que le obligan a cambiar de circunstancias. Él no lucha contra ellas, se adapta a las nuevas, olvida y recuerda de vez en cuando, no se enfrenta porque Orlando no es un héroe, es el antihéroe pasivo zarandeado por las asechanzas de un mundo que no controla, y de un cuerpo que metamorfosea a su capricho.

La Woolf no rompe con el canon básico que todo personaje debe cumplir, él conserva las características físicas a lo largo de la obra, sólo cambia de género. Juega con las coordenadas narrativas del tiempo, y en las ensoñaciones de Orlando, abre ventanas hacia el pasado. Ese juego temporal crea el ritmo y estructura del relato que apoya la acción, la cadena de acontecimientos, rodeándolos de datos concretos, haciéndolos “ visibles” e imaginables.

Utiliza el Flash- Back o analepsis para mantener la intriga, la estructura de la narración se compone de una línea de tiempo cronológica desde la que se van dando saltos hacia atrás, al recuerdo, para volver de nuevo a la línea principal en la que se producen los principales cambios escénicos. La Stephen construye el espacio y la atmósfera del libro cómo lo haría el más minucioso alfarero o el más preciso de los pintores, al detalle, incluso en la evocación del pasado.

Los viajes de Orlando, los desplazamientos, suponen el punto álgido en la acción y marcan la metamorfosis y evolución del personaje. La casa familiar es el espacio que no cambia a lo largo de toda la obra, ella sostiene el esqueleto argumental del retorno, del recuerdo. Esas casas que tanto amaba Virginia encontrar para que su hermana Vanessa decorase, y que el propio Orlando reedecora y visita física y psíquicamente a lo largo de casi cuatrocientos años. Si el espacio, el locus, caracteriza al personaje, en Orlando la única seña de identidad constante es su amor por las casas, por su necesidad de amar, por el sueño, el ensueño y el recuerdo. Paradójicamente las mismas que caracterizan a Woolf, que en esta obra crea espacios imaginarios, mundos con entidad propia, reinventa ciudades y las disposiciones de las mismas, sueña comarcas, parajes, que no sólo son espacios físicos, también son espacios emocionales, extensos laberintos que unifican el universo.

No hay una única trama argumental de intriga, de pasiones, de miedos, el propio personaje es el fluir de la conciencia, la vida misma llena de todas las emociones humanas y de aconteceres que Virginia vivió. Orlando es Vanessa Bell, es Vita, es ella misma, es la Historia de la literatura y es la historia del comienzo del escribir femenino. La dualidad sexual del personaje era la que rodeaba la vida de la autora y la de su grupo social más próximo, ya desde sus tendencias infantiles por los afectos femeninos, ya por las evidencias de su hermano Adrian, del grupo de los Apóstoles, del amante de Vanessa, Duncant Grant… la dualidad sexual rodeó a la autora y al personaje. Orlando es un camino fácil de acceso a la mente y sentir de la autora, incluso en sus amores. En los personajes que Orlando quiere, se aprecia el ansia de Virginia por reencontrarse con todos aquellos que ella había perdido. Orlando siempre reencuentra sus afectos perdidos, ellos nunca mueren, siguen al igual que ella en la historia.

El estilo de la «falsa biografía» que es Orlando y su sentido del humor, más allá de la visión feminista o el uso que el feminismo ha querido siempre destacar de las novelas de Woolf como ejemplos de «literatura feminista». Como todo punto de vista, es válido -el feminismo es una temática de la novela- pero acota la novela en un marco que la hace infinitamente más pequeña de lo que es. El espíritu travieso de Woolf aparece volcando sus ideas sobre el contexto vital que la rodea. Encontramos también una curiosidad entre esta novela y El proceso de Kafka, donde Felice Bauer sería Vita Sackville-West, una aristócrata y escritora con la que Woolf tuvo una relación amorosa a finales de los años veinte. La novela está dedicada a Sackville.

Encuentro en Orlando una novela sugerente, diferente y arriesgada, donde aparece el talento, esa forma inequívoca y tan difícil de explicar con palabras que poseen unos pocos privilegiados. Es fácil decir palabras grandilocuentes cuando se habla de obras consagradas, pero no es tan usual en el caso de Orlando, que la crítica -y los lectores- tratan de forma dispar. Yo voto por ella porque acabo de terminarla y, decididamente, es un ejercicio de escritura arriesgado y complejo, donde expresa, además, sus ideas sobre la escritura feminista y el papel de los géneros sexuales, sobre todo para alguien que no posea el don de la palabra. Y Woolf lo posee, sí, porque expresa todo lo que desea con una huella perdurable en el recuerdo. Por estas razones y por el inmenso placer estético que produce su lectura, Orlando debe ser una parada obligada en nuestra selección de novelas.

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Sobre el Autor

Julio

La idea de este blog nació de la pasión por escribir y compartir con otros mis ideas. Me interesa la escritura creativa y la literatura en general, pero también la web 2.0, la educación, la sexualidad... Mi intención, en definitiva, es dar rienda suelta a mis pasiones y conocer las de otros; las tuyas. ¡Un saludo!

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